Este es un manzanilla de la D.O. Sanlúcar de Barrameda, con 5 a 6 años de crianza, una joya de la bodega Barbadillo.
La manzanilla es un vino generoso y seco, elaborado de uva palomino, citada en la literatura desde finales del siglo XVIII, siempre asociada a fiestas y júbilo, especialmente en Andalucía.
Es uno de los vinos más especiales del mundo resultado de un procedimiento único en las bodegas de Sanlúcar de Barrameda. Una crianza dinámica conocida como soleras y criaderas, diferente a cualquier otro vino y que sólo se aplica en el marco de Jerez para manzanillas y finos. Este es un manzanilla Solera en Rama que pasa por un proceso de crianza biológica único. Se llama en rama a la manzanilla que se saca directo de la bota o barril, sin filtrado ni clarificado, buscando respetar y mantener las cualidades y la esencia del vino.
En bodega, las botas o barriles están orientadas hacia el viento de Levante, que en Sanlúcar es el que viene del interior, de la zona de Jerez. El vino evoluciona en función de la temperatura y humedad de cada estación del año. Cuando hace más fresco, las notas son más finas y perfumadas. Para demostrar la evolución del vino en el año, Barbadillo lleva a cabo 4 sacas de las mejores botas de la bodega: en primavera, verano, otoño y una en invierno. De cada lote salen al mercado 1000+ botellas de edición limitada, muy apreciadas por su personalidad y carácter propios.
La D.O. Manzanilla nació en 1964, reconociendo una tradición de siglos. La Unión Europea reconoció el carácter único de la manzanilla y ya no fue necesario denominarla Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda, sino simplemente manzanilla, pues sólo hay una, la de Sanlúcar.
Temperatura de servicio adecuado: bien frío, entre 5 a 7 C ̊.
Vino muy pálido, de un brillante color amarillo pajizo.
Aroma punzante y delicado donde encontramos aromas a frutos secos, almendras, nota floral y manzanilla.
En el paladar se siente seco, fresco y delicado, acentuado principalmente por las notas a almendras principalmente. Un retrogusto largo con un final levemente amargo.
Se recomienda maridar con mariscos y jamones, aunque si se tiene espíritu aventurero, es posible también disfrutarlo con platos ácidos.
Sigamos degustando blancos y rosados que, servidos a la temperatura adecuada, son magníficos aperitivos y excelentes para acompañar platos livianos mientras disfrutamos de la temporada.