18 de Abril de 2024
Barbacoa Peruana
GH9A2534Hace apenas unos años la cocina del Perú era un secreto entre aficionados. Hoy, esa identidad de nuestros hermanos peruanos que se ha forjado en el estómago es la favorita de muchos y, por supuesto, nosotros sucumbimos ante las ganas de sentir el mar y todo lo que eso cura a su paso. ¿Qué clase de tardecita-noche arranca con aguardiente para quemar los desamores del día? Arrancamos nosotros, quemando pendientes, horarios y ajetreo acumulado con el mejor pisco sour que probamos en mucho, mucho tiempo. Poderoso el limón se siente en las entrañas, cobra vida propia y pide al mozo uno más (G 30.000). “No fui yo, fue el limón”, como frase previa al momento de discutir la cantidad de piscos que debíamos ingerir; pero, por esas cosas de la vida, obviamos este paso importantísimo. Miramos la carta y discutimos sobre política extranjera asiática, sin entrar mucho en el debate del origen del pisco, para no avivar la eterna riña entre chilenos y peruanos. Carolina, la dueña, una peruana, nos miraba fijo esperando comentarios o silencios. Mientras seguimos enfrascados, deleitándonos con el lugar, uno muy colorido por supuesto, lleno de historias y cuadros pintados por su propia dueña, nos habla ella con mucho misticismo sobre la historia de cómo vino a parar al Paraguay y los poemas que escribe. Le gusta escribir y cocinar, tiene una huerta en el fondo del restaurante y se enamoró de un paraguayo y de Paraguay. Todos los ingredientes para construir una historia que se siente al pisar el restaurante. Caro conoció a Caló por esas picardías del destino y, luego de varios viajes (más que nada al interior de Perú) juntos, decidieron venir a nuestro país a volcar toda esa pasión y crear Barbacoa Peruana. La comida es sencillamente deliciosa. Empezamos con un tiradito tricolor: cortes de pescado en finas láminas transversales que se deshacían en el paladar. En el mismo plato, pero aparte, el pulpo brillando con luz propia venía en una salsa al olivo y se sentía fuertemente el ají y los choclos que acompañaban. Luego, rápidamente y sin muchas vueltas, llegó el bendito y esperado ceviche mixto. Un ceviche de pescado, rabas, pulpos y camarones cocidos al limón. Nuevamente, el ají cumplió un papel fundamental para destapar sentimientos encontrados y narices constipadas. Todos los “bichos”, como decía Laura, se sentían frescos y deliciosos. [unitegallery BarbacoaPeruana]   Nota: antes del siguiente plato, llegaron un par de piscos más, pero nadie llevó la cuenta específica. Era una noche bizarra, donde nosotros, los protagonistas, decidimos no llevar el premio, sino seguir en la carrera del paladar quemado. Fue ahí que llegó mi favorito de la noche: el cerdo ahumado, cocinado en caja china (una especialidad de la casa). Su especial forma de cocción deja como resultado final un sabroso y blandísimo trozo de cerdo con una corteza crocante, servido con papas y arroz. La gracia de la caja china es que el cerdo se va cocinando por radiación de calor, nunca va al fuego directo. Se mete la carne adobada solo con limón y sal adentro de la caja que por dentro es de metal, y luego se tapa. Sobre la tapa van las brasas del carbón que irradian calor a las cuatro paredes metálicas de la caja. A mí parecer era magia. En lo que iba de la noche, el mar estaba haciendo más efecto que el alcohol, hasta que Caló cortó la racha y nos preguntó muy amablemente: “¿No quieren ahora, probar el pisco de mburukuja?”, y con esa pregunta cerramos la noche, dejando la respuesta como un misterio que protege la decencia de los autores. Datos útiles Dónde: RI4 Curupayty 1021 y Facundo Machaín, Los Laureles. 0971 316550 Cuándo: Miércoles a domingos de 19 a 23 Los precios varían entre: Entradas desde 50.000 hasta G 75.000 y fondos desde 80.000 a G 135.000

14 de Febrero de 2017

Alacarta

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