21 de Noviembre de 2024
Bodega Drappier, la personalidad del Champagne

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La casa Drappier se fundó en 1808, pero la historia de sus viñedos es más antigua. Situados en la villa de Urville, en plena Côte des Bar, estos viñedos fueron trabajados por galos y romanos desde el inicio de la era cristiana. Los monjes de la santa orden del Císter heredaron el arte y construyeron la abadía de Clairvaux y los túneles de piedra caliza donde hoy envejecen los vinos de la casa. La llegada de la familia Drappier representó una continuidad en la historia y tradición del lugar. Los Drappier son conocidos por el cuidado que ponen en su producción. La tierra se nutre con los mismos abonos naturales que solían utilizarse en siglos pasados, es decir, de acuerdo a principios orgánicos y naturales. La casa no permite la sobre-explotación del terreno, permitiéndole períodos de recuperación. Las cosechas, por tanto, son de muy bajo rendimiento, lo que redunda en la exclusividad de sus vinos. A pesar de que la variedad Pinot Noir es la más extendida por la zona, la casa Drappier continúa cultivando cepas “olvidadas y sin embargo inolvidables” como Arbane, Petit Meslier y Blanc Vrai.

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Cuando la uva ha sido vinificada, comienza una tarea de precisión y sabiduría para combinarlas, respetando el estilo de cada variedad y de cada parcela de tierra de la que proceden. En este momento es cuando las tres generaciones de la familia se reúnen para proceder a la mezcla de los vinos y a la renovación de sus vinos base. Esta es la bodega que menos sulfitos utiliza en la elaboración del champagne, con un 0,002%. Además de respetar al consumidor, este método propicia una fermentación en frío, particularmente lenta, que genera una sutil efervescencia.

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Los licores de expedición añejan en barricas de roble, y posteriormente en garrafones por más de una década, ganando en concentración y refinamiento. Luego son añadidos a cada botella en pequeñas dosis, para acentuar la permanencia en la boca sin sobrecargar el paladar, y así se obtiene un champagne más complejo y puro. Drappier hace descansar los caldos más viejos en las frías y oscuras bodegas de Reims, excavadas en piedra en 1870, mientras que las botellas de gran tamaño reposan en la bodega de Urville, Abadía de Clairvaux, del siglo XII. Botellas excepcionales Una de las cuestiones que más llama la atención sobre Drappier es el formato en el que comercializa su línea Carte d’Or Brut. Las botellas más grandes llevan el nombre de antiguos reyes de la Biblia. Y aunque el origen de esta costumbre es tan incierto como fascinante, la familia tiene su propia versión. Los reyes magos, como Baltasar, trajeron regalos suntuosos al recién nacido Jesús. De igual manera, una gran botella de Champagne es un regalo que se hace en ocasiones excepcionales.

 

Encontrarás Drappier en la bodega Monalisa, Avda. Monseñor Rodríguez y Carlos Antonio López. Ciudad del Este. Tel. 061 500 645.

9 de Junio de 2014

Alacarta

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