25 de Abril de 2024
¡Brindemos por las mujeres y el champagne!

Espumante-del-mes

Cuando Madame Louise Pommery decidió tomar las riendas del negocio de su difunto marido, Alexandre, fue con total confianza en sí misma y un poder de decisión excepcional para una mujer del siglo XIX.

Bajo su dirección, el Domaine Pommery comenzó a producir el primer champagne brut francés, método champenoise, enfrentándose al mercado del champagne reinante en Francia, acostumbrado a una bebida con alto contenido de azúcar residual, servida en esas pequeñas copas en forma de V que vemos en las películas de época. Pero la señora Pommery conocía muy bien el paladar de su cliente más grande, Inglaterra, que no compartía el gusto por lo abocado. Esto la condujo a partir de 1874 a convertir el Domaine Pommery en el más extenso de la región y su creciente popularidad promovió el turismo del vino.

Otra gran mujer de esta industria fue Madame Barbe Nicole Ponsardin Clicquot, más conocida como Veuve Clicquot por el increíble champagne de etiqueta naranja, uno de mis favoritos, del cual hablaré en otra ocasión.

Para Louise Pommery, lo más importante era la calidad del producto que ofrecía o qualité d’abord, como expresó la guía al recibirnos en el Château de Pommery. Esta filosofía se refleja en el hermoso castillo de estilo inglés, construido en honor a sus mayores compradores. Debajo del castillo, bajando 118 peldaños de una espléndida escalera nos recibe un iluminado grabado del dios Baco dándonos la bienvenida al mundo subterráneo. En este lugar se conjugan arte, historia, miles de botellas de champagne y 18 km de galerías que interconectan las crayères o bodegas, las mismas canteras de tiza y piedra calcárea que pertenecían a los romanos cuando ocuparon la Galia. Cada bodega lleva el nombre de un país o de una ciudad que ha sido conquistada por la marca Pommery. Allí se guardan las botellas a una temperatura de 10ºC. Después de este recorrido pasamos a la sala de degustación.

La botella de etiqueta azul nos muestra un vino con estilo, refinado y fresco. Mientras descorchan, los sommeliers nos comentan que las botellas se guardan en las cavas durante 3 años, aproximadamente. Esta delicada mezcla es el resultado de uvas de 40 viñedos de diferentes regiones de Champagne. Nos cuentan sobre el trabajo minucioso que lleva hacer este vino, y luego llega el momento de romper la hilera de copas para empezar con la cata.

A la vista, el color es amarillo oro con destellos verdosos a los costados. Las burbujas son finas y elegantes, producto de estas cavas subterráneas tan peculiares. En nariz es un vino semi-intenso, aromático, con notas de frutos blancos y rojos de baya pequeña, miel y confite. En boca se acentúan las notas de frutos rojos, nos encontramos con un nivel de acidez suave, cuerpo medio y un persistente final. Este vino es para cualquier ocasión y uno de los preferidos para acompañar con appetizers. También muy apreciado si queremos maridar con quesos y platos de pescado o frutos de mar. Nunca está de más recordar que, para disfrutar un champagne o un espumante, la temperatura de servicio debe ser la correcta entre 6° a 8°C y las copas, tulip o tulipán.

Al final de la cata, luego de que cada uno realizara una apreciación personal de toda la experiencia, alzamos las copas en nombre de Madame Pommery y, con el universal ¡salud!, santé! o cheers!, recordamos a todas las mujeres que lograron posicionarse en el mundo del vino y cuya valentía nos permite ahora descorchar una botella de champagne brut.

7 de Junio de 2017

Margarita Mendieta

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