Por Wendy Glitz

El camino que hay que hacer para llegar al restaurante taiwanés El Castillo de Diamante, te da la sensación de estar en una película de mafia china. Frente a Chensson (seguimos con la lógica de las referencias), sobre la vereda de las marchantes, un piso subiendo por las escaleras, una pecera y globos rojos de papel indican que uno ha llegado a este lugar secreto, casi clandestino.

El hecho que un restaurante chino tenga dos cartas -una para occidentales y otra para orientales- es ya una buena señal; el desafío es convencer al servicio que uno no quiere la carta “normal”, sino la que es imposible de leer. Otra señal inequívoca para el explorador de sabores exóticos son las peceras donde el almuerzo nada vivito y coleante; este es el certificado de que lo que pidas va a ser en verdad fresco (me disculpen los sensibles, pero es así). Podemos decir que pescamos nuestra comida en El Castillo de Diamante.

Comimos hasta que se nos adormecieron las mandíbulas. Partimos con una orden de gyoza (dumplings o empanaditas chinas) frito rellenos de acelga china y carne de cerdo; seguimos con tofus rellenos con pescado y hongos shiitake; un salteado de calamares con verduras y brócolis; una sopa que repara todos los males del mundo y de fondo, como si todo hubiera sido poco, nuestra pesca del día.

De postre llegaron unas adorables masas con formas de chanchitos rellenas de dulce de poroto aduki y té, gracias a la cultura china por el té que nos salvó de una larga digestión y nos permitió seguir con nuestra ruta.

Restaurante Castillo de Diamante

Dirección: Avenida Abay entre Adrián Jara y Pa’i Perez - Frente al Edificio Chenson

Teléfono: (061) 505 170 / (061) 500 266 / 0983 281 588 / 0983 282 533