21 de Diciembre de 2024
Cocina española en un bocado - 100 Montaditos

POR MÁS QUE seamos personas abiertas a comer de todo, siempre tenemos un estilo, una receta o un concepto de gastronomía que —además de llenarnos la panza— nos toca el corazón. Aunque no podría elegir entre tantas una sola comida favorita, tengo que decir que la cocina española es mi niña mimada. Listo, lo dije.

Las mariposas empezaron a revolotear en mi estómago cuando me enteré que mi próximo destino sería 100 Montaditos, si bien es una reseña que podría hacer de memoria, porque soy asidua del local. Me encaminé hacia el Paseo La Galería con mucho entusiasmo.

La gastronomía española es muy amplia por la variedad de ingredientes, la diversidad cultural y las muchísimas regiones que aportan para crear una identidad propia. Además, no olvidemos que en España conviven armónicamente la cocina tradicional y la vanguardista, ambas mundialmente reconocidas.

Los montaditos vendrían a ser un excelente resumen de la gastronomía española, porque, si bien son bocados que utilizan como vehículo el pan, arriba o adentro del mismo se permite casi cualquier ingrediente o preparación.

Entre los montaditos clásicos podemos citar al de jamón, al montadito de chistorra, de tomate, de queso, de atún, rociados con el omnipresente aceite de oliva. Así, ir escalando al montadito de tortilla de papa o tortilla de papa con pimiento asado y alioli, o el de queso de cabra, rúcula y cebolla caramelizada. No hay límites. La idea es que si los ingredientes son buenos y se sostienen, pueden ir en un montadito.

En Paraguay, la franquicia 100 Montaditos agregó elementos bien nuestros para asegurarse de llegar aún a los paladares paraguayos más ortodoxos, por lo que podemos encontrar montaditos de butifarra, de milanesa, lomito o pollo, y para que nadie quede fuera, también hay opciones vegetarianas. ¡Olé!

Optamos, en esta visita, por 5 variedades: butifarra con rúcula y salsa criolla; queso de cabra, rúcula y cebolla caramelizada; atún, tomate, pimiento asado y mayonesa; chistorra y mayonesa y, por último, uno dulce: membrillo, queso y chantillí. Dignos de una doble (y triple) ronda. Para beber, sangría de la casa.

Yo fui por lo más clásico y pedí un pan tumaca con tomate y jamón ibérico que estuvo maravilloso, una pinta de cerveza española y de postre, como no podía ser de otra manera, chocolate con churros. Imposible resistirse a pesar de los 40o de calor afuera.

El pan bien crujiente, el tomate bien fresco y el jamón, espléndido. La cerveza bien fría y rápidamente servida duró un suspiro.

La carta es amplia y variada, y sirven también tablas de quesos y jamones españoles, además de opciones típicas con papas: fritas, bravas y huevos rotos. En la versión paraguaya, optaron por presentar los montaditos en “modo sándwich”, y, aunque a mi me parece que pierde la vista, los sabores están conservados.

El local está muy bien puesto con dos sectores bien diferenciados: uno adentro, con buena iluminación y potente aire acondicionado, y otro afuera, que se puede aprovechar muy bien y disfrutar de las copas de los árboles que están en la plaza del paseo. La onda es informal y distendida. La idea es comer con las manos aunque obviamente no se descartan los cubiertos. La atención es muy buena, aunque debemos recordar que este tipo de servicio es nuevo en la ciudad, así que es mejor tomarse un tiempo para revisar la carta, anotar los montaditos elegidos (todos tienen asignado un número), hacer el pedido y, mientras llega, brindar con una cerveza, algún vino o una refrescante sangría.

El local no acepta reservas. El horario más concurrido es el del “after office”, tengan eso en cuenta.


¿Los convencí? Seguro que sí. Anímense, vale la pena.


¡Viva España!

26 de Febrero de 2019

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