18 de Abril de 2024
Destapando la historia de las tapas

Chucrut de repollo morado

Como suele suceder en la historia gastronómica, sobre todo en cuestiones de orígenes y autoría, las disputas son el plato del día. Tal es el caso de nuestro tema de esta edición: las tapas españolas. Así se llama en España a los aperitivos que se sirven en los bares y restaurantes para acompañar a la bebida. Son tan tradicionales, que incluso se dice “ir de tapas” para referirse a salir a tomar y picar en bares y restaurantes. El tapeo está completamente inserto en la cultura española y no es poco común salir a cenar a base de tapas.

En cuanto al origen de las tapas hay muchas teorías. La primera asegura que existen desde el medioevo, concretamente desde el siglo XIII, y que fue el rey Alfonso X, más conocido como Alfonso el  Sabio, el creador de la costumbre.  ¡Y bien sabio habrá sido este rey para iniciar una costumbre tan popular, que siglos después sigue practicándose con regularidad y con gusto!  Cuentan que el rey enfermó y los médicos de la corte le aconsejaron que bebiera vino como remedio varias veces al día. Por entonces los remedios eran, básicamente, pociones esotéricas, vino, o sanguijuelas, por lo cual el vino era lejos la solución más agradable, aunque probablemente era tan poco efectiva como las otras. El sabio rey tomó por costumbre acompañar sus dosis de vino con alguna comida para evitar los efectos del alcohol ingerido con el estómago vacío. Como buen sabio, el rey tuvo una iluminación. ¿Y qué tal si se ordenara que en todas las tabernas y mesones se acompañara al vino con algo de comer para evitar los disturbios provocados por los borrachos? Como es sabido, tener la pancita llena es una gran ayuda para evitar emborracharse y fue sin dudas una solución práctica para reducir los disturbios provocados por los borrachos en las noches de juerga. Sería casi como una especie de política de prevención de la criminalidad. Según esta versión, el rey dio la orden de que cuando se sirviera una jarra de vino se la acompañara de una tajada de jamón, chorizo u otro embutido, queso o pan. Aunque hay quienes atribuyen la autoría de esta medida de prevención a otro dúo de reyes sabios: los Reyes Católicos.

Destapando la historia de las tapas

Otra de las versiones sobre el origen de la costumbre de servir tapas en las posadas, es que para evitar que cayeran moscas u otros bichos en las bebidas, los mesoneros tapaban la boca del recipiente con un trozo de pan.

La tercera de las versiones, y tal vez la más pintoresca, es la que se atribuye al mismo rey Alfonso (que seguramente algo habrá tenido que ver en el origen de las tapas). Según la historia Alfonso pidió una copa de Jerez en un mesón de Cádiz llamado “Ventorrillo del Chato”, pero justo cuando el mesonero le estaba vertiendo el preciado líquido en la copa entró una fuerte corriente de viento, y para evitar que la copa real se llenara de arena de la playa, prontamente el mesonero la tapó con una loncha de jamón. Luego el rey preguntó al mozo por qué su copa estaba tapada con una feta de jamón y el mozo le explicó el motivo. Al rey le produjo mucha gracia y no solo bebió su Jerez, sino también comió la improvisada tapa embutida y le gustó tanto que pidió otra copa con tapa, y fue imitado por los demás miembros de su séquito.

Destapando la historia de las tapas

En cuanto al origen del nombre, también hay discrepancias. Algunos aseguran que, tras la orden del rey, los posaderos y mesoneros servían las jarras o vasos de vino tapando las bocas con la comida, y que de ahí viene la costumbre de referirse a estos bocadillos o aperitivos como tapas. Otros aseguran que la denominación proviene del hecho de que estos bocadillos servían para “tapar” los efectos del alcohol. La tercera versión etimológica asegura que el término es una castellanización del francés etape, o etapa, para hacer referencia al aprovisionamiento de soldados en una marcha o traslado prolongado. La tapa era el lugar donde los soldados paraban para descansar, comer algo y aprovisionarse. En el léxico militar del siglo de oro, “montar tapa” se refería a planear el aprovisionamiento de las tropas, e “ir de tapa” se refería a ir a los distintos puntos previstos en el trayecto de movilización de tropas.

Probablemente el verdadero origen de las tapas sea imposible de “destapar”, pero esto no le resta ningún placer a disfrutar de estos deliciosos (y cada vez más elaborados y originales) bocadillos que son tan acertados para acompañar al vino, como apropiados para mitigar sus efectos.

27 de Marzo de 2015

Alacarta

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