Por Violeta Escobar
¿Qué hacer con tanto espacio libre?
Ese fue el hermoso dilema que dio inicio al nacimiento de un lugar que ofrece hoy nada menos que espacios libres para descubrir proyectos, diseñar planes y por qué no, soñar y comer rico.
Uno de esos espacios es un pequeño café independiente que ofrece desde adentro un ejemplo perfecto de pluralidad, donde su filosofía el eclecticismo, se profesa desde que se entra por la puerta.
Lo primero que llama la atención es el pintoresco almacén, que posee únicos y exquisitos aportes de diferentes productores. Un lugar que promueve la oportunidad para aquellos que quieran testear sus productos y ver a partir de ahí qué les depara el destino.
En la parte de los manjares, aparte de encontramos con la palabra “orgánico” como principal protagonista, descubrimos por primera vez a los corazones de granola de la inglesa Alison, a la premiada Yerba Mate artesanal “Proyecto Kaa Ite” de Canindeyú y miel pura del chaco proveída por las comunidades indígenas.
Al llegar, si bien tenía hambre me quedé distraída (así como los otros niños) con los juguetes “Kaburei”, hechos de madera por una pareja de artesanos alemanes ya jubilados que plasman con delicadeza toda la inocencia de nuestra infancia.
De repente escucho algo en la cocina. Un aroma invade el lugar, se huele lo dulce y lo quemado. ¿Era cocido caliente lo que me iban a invitar?
Sí era.
Volvemos a la comida. En primer lugar están los favoritos que son de elaboración propia: las empanadas al horno (Gs. 7.000), las pastafrolas (Gs. 8.000), el pie de limón (Gs. 7.000), un bowl de granola con yogurt y frutas (Gs. 12.000), la tarta de manzana (Gs. 10.000) y por supuesto el infaltable mbeju (Gs. 10.000)
Todo más que listo para merendar como se debe.
Esa tarde aparte de calentarme el corazón el riquísimo cocido, me cuenta María que El Granel es un lugar “pet friendly”. Como madre de dos seres peludos, mi felicidad era máxima. Ya les traeré a Ramona y a Filomena a una cena tempranera en mi próxima visita.
Volviendo a las propuestas para el almuerzo, el menú diario propio de la casa (Gs. 25.000) incluye una rica sopa, plato principal, ensalada y jugo natural de estación.
Está organizado y varía por día dividiéndose así: “lunes sin carne”, “martes de guiso”, “miércoles al horno”, el clásico “jueves de pastas” y “viernes de milanesas”.
Conociéndome, iría al martes de guiso. Aunque tampoco es una mala idea probar el miércoles al horno. Me contó María que la costillita de cerdo con puré de papas es unos de los platos más pedidos.
Pero aparte de su menú propio, también cuenta con un almuerzo elaborado por “Karu” y que consiste en varios platos como la Hamburguesa de Pajagua (Gs. 25.000) que sería hamburguesa vegetariana de poroto, mandioca con cebolla caramelizada y con mayo de ajo vegano, incluye riquísimas mandioquitas. Unas riquísimas Ciabattas (Gs. 25.000) que pueden ser de pollo grillé, de cordero o de capresse. Y un Sándwich de albondiguitas (Gs. 25.000) con queso, mandioquitas y ensalada.
Para beber, aparte de lo de siempre, hay vinos orgánicos Chilenos (Gs. 25.000) y cervezas artesanales como Herken (Gs. 15.000) y Brewjazz (Gs. 15.000).
Cuando hablaban de abundancia, lo hacían en serio.
Quise resumir un poco las actividades de este lugar pero me fue muy difícil porque en El Granel aparte de los talleres y de comer rico también se puede descubrir música en vivo. Una vez al mes hay noche de jazz o música del mundo, promoviendo diversidad en todo el sentido de la palabra.
El Granel es un lugar especial para disfrutar temprano, de un rico almuerzo, una merienda o la famosa “meriencena” y de paso enterarte de las infinitas actividades y talleres que van desde peña flamenca hasta show de títeres. Dominar el idioma guaraní es mi próximo objetivo.
El Granel un lugar donde las salas que se alquilan (Gs. 50.000 la hora) cada día cuentan una historia distinta. Un lugar que cree que en el mundo hay suficiente talento, buenas ideas, alimentos, tierra y techo y te invita a valorar la abundancia y a ver el vaso siempre, siempre mitad lleno.
Un lugar donde hay de todo y para todos.