Mucho se habla del Malbec, y esta cepa argentina sí que ha ganado muchos adeptos en Paraguay. Es una de mis favoritas y mucho más si se presenta en vinos de corte. En este caso particular la encontramos en la línea Tikal de Ernesto Catena, una gama de blends más que premiada y elogiada por revistas especializadas. Estos vinos son elaborados en pequeñas cantidades, en Vista Flores, Valle de Uco, Mendoza. La bodega es conocida también por tener una parte del viñedo con certificación orgánica y producción biodinámica.

Este Malbec-Bonarda es un fiel representante del espíritu libre e innovador de este talentoso winemaker, hijo de Nicolás Catena, pionero en producir vinos de alta gama a nivel internacional.

Históricamente, la Bonarda era empleada para los vinos de mesa por su alto rendimiento en lo que a cultivo se refiere.

Actualmente, es la elegida para vinos de corte de calidad y ocupa en Argentina el segundo lugar después del Malbec. Tiene el don de amalgamarse casi con cualquier cepa y sobre todo de da un toque de elegancia, y potencia las propiedades de sus pares; esto se puede evidenciar perfectamente en el Tikal, acompañando al Malbec. Estamos ante dos variedades en cuyo ADN encontramos caracteres similares: aromas intensos, notas frutales y herbales nos dan un perfil sencillo pero muy interesante.

Lo que normalmente se busca con un blend es ganar en complejidad, en características que inviten a prestar atención al vino para  descubrir nuevos aromas, texturas y gustos que provengan del aporte de cada variedad, complementando con la madera que finaliza el bouquet y nos da un producto único por sus caracterísicas, irrepetible y no lineal. Ese es el fin que persigue.

Notas de cata

Patriota es un corte típico argentino con un nombre que evoca pasión y compromiso. Para Ernesto Catena, que se considera un artista, producir vinos es, en parte, proporcionar placer y emociones en una copa.

Patriota se posicionó en la lista de “Los mejores 100” de la revista Wine Spectator en  2015, presentado como “una mezcla perfecta entre dos cepas de vides de 14 años”.

Este vino pasó por un proceso de crianza de 12 meses en barricas de roble francés nuevo (40%) y americano de segundo uso. A simple vista tenemos un color rojo con matices violetas oscuros. En nariz, aromas a frutas como la frambuesa y otros frutos silvestres maduros, pero en compota o mermelada. Toques minerales y grafito se funden para encontrar notas tostadas de cacao y vainilla.

Muestra gran cuerpo en boca, pero un buen equilibrio, taninos redondos y refinados. Un final persistente con suave toque de especias. El Malbec aporta toda la fruta y el Bonarda la estructura, con esos taninos dulces que lo identifican.

Es un gran compañero de carnes asadas a la parrilla o ahumadas, sean de res o de cerdo. También considero una excelente idea maridarlo con pizzas (en realidad la Bonarda es como considerada vino de las pizzas), quesos duros y grillados. Una sugerencia de servicio es decantar por lo menos una hora antes, para que despliegue todo el potencial de estas dos grandes cepas.

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