27 de Abril de 2024
¡Macbeth ha asesinado el sueño!

Shakespeare headEl Soho de Londres era, hasta hace poco, un lugar distinto a todo, incluso a sí mismo. El Soho de Londres no se parecía ni siquiera al Soho de Londres, porque su gracia estaba en el cambio permanente.

Hoy, esa parte de Londres es igual a cualquier otro “soho” de cualquier otra gran ciudad: las mismas tiendas, el mismo paso apurado de los mismos turistas, las mismas fotografías y la misma nostalgia de quienes tuvieron la suerte de conocer el mundo antes de la globalización.

Por supuesto que hay una Londres con su personalidad única, pero ya no está en el Soho. Si hoy me llevaran a conocer Carnaby Street —por dar un ejemplo zonzo pero válido— me sentiría estafado, preguntaría ¿dónde está lo singular, lo inesperado, lo inquietante? Preguntaría: ¿dónde está Londres?

"Seems,madam? Nay, it is; I know not "seems."¹. Al revés de lo que expresa el ingenioso Hamlet, esta mala copia de Londres sí pretende aparentar lo que no es, y a veces sabe hacerlo (pese a todo lo dicho, Ben Sherman y Dr. Martens conservan su encanto). Aunque afortunadamente, muy de vez en cuando, algo se le escabulle bajo el radar de la homogeneidad, y nos encontramos con un elemento genuino. Por ejemplo, nuestra barra de hoy.

Entre las archiconocidas casas de marcas globales —todas idénticas, todas tediosas— brota en una esquina un típico pub de Londres, el Shakespeare’s Head, que parece un oasis de carácter entre tanta uniformidad. Tomar la decisión es fácil, así que ya estamos adentro de la cabeza del genio (qué lindo si esto fuese cierto, ¿no?).

El bar es limpio y ordenado, con mucho cuero, mucha madera y vidrio en esos enormes ventanales tan británicos. El lugar marida muy bien con cerveza negra y con la lluvia tenue y minuciosa de Londres. Suenan los Housemartins, así que este pedazo de Soho sigue siendo el original, el que más nos gusta. Y esta es la verdadera magia de los buenos bares: mientras uno está adentro, puede vivir en el lugar y el tiempo que quiera.

El Shakespeare’s Head se apoya en el 29 de la Great Marlborough Street, la calle que reconoce vida y obra del insólito John Churchill, primer duque de Marlborough y antepasado de Winston. Su pariente le dedicó una biografía muy genial, “Marlborough: His Life and Times”, publicada pocos años antes del “…lucharemos en las playas, lucharemos en los aeródromos, lucharemos en los campos y en las calles, lucharemos en las colinas…”. Los franceses —sus rivales en una de las tantas guerras en las que participó el duque— le escribieron una canción que todos conocemos de nuestra infancia: Mambrú se fue a la guerra. Contrariamente a lo que pensaban los jocosos compositores, Marlborough no solo volvió de la guerra sino que, además, murió de viejo.

Shakespeares Head (9)García Márquez también se apropió del personaje y lo coló en un par de sus novelas. Así que acá estamos, entre Shakespeare, Mambrú y una Londres añeja que aún intenta resistir.

La barra del Shakespeare's Head es toda de madera y en su centro lleva escrito el nombre del lugar. Podría haber sido un rectángulo, pero el mueble tiene una continuación semicircular, que le aporta cierto dramatismo a la escena. Tal vez, esta construcción tan peculiar sea una metáfora de las tragedias que escribió Shakespeare, donde siempre encontramos una nota inesperada.

“Para engañar al mundo, toma del mundo la apariencia; pon una bienvenida en tu mirada y en tus manos y lengua; procúrate el inocente aspecto de la flor pero sé tú la víbora que oculta”². Como Lady Macbeth —mandona, altiva, concupiscente, obscena—, el Soho de Londres pretende engañarnos, hacernos creer que lo que vemos hoy es lo que disfrutamos ayer o, aún peor, lo que siempre fue. Lo que el Soho de Londres no sabe es que entre esa marea monótona en la que se ha convertido, aún sobreviven pequeñas guaridas que, como el Shakespeare's Head, custodian un pasado que no estamos dispuestos a perder. ν

¹Hamlet, Acto I, Escena II.

²Macbeth, Acto I, Escena V.

29 de Octubre de 2018

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