Patricia se sonroja cada vez que cuenta que la bodega Kaiken es como un hijo para ella. Y no es para menos, ya que la vio nacer hace 20 años, cuando “Papi” –como le dicen cariñosamente a don Aurelio Montes– pisó tierras argentinas para producir vinos con el sistema chileno y le invitó a ser parte.
“A pesar de las diferencias en la cultura y en las costumbres, don Aurelio no dudó en que Mendoza sería una especie de laboratorio para experimentar con las uvas. Con 5000 dólares en el bolsillo se trasladó hasta allí e hizo contacto con los primeros productores”, nos contó Patricia, quien recientemente visitó nuestro país.
Con el paso del tiempo, Kaiken fue adquiriendo fama propia y, según la export manager, esto se debió a varios factores, como la adquisición de tierras propias, el control de los procesos y lo más importante: la gente que produce la uva. “La materia prima es el mayor capital que tiene la compañía”, asegura.
Al respecto, Osenga comenta que en este camino por conseguir lo mejor de la tierra, la empresa se enfocó en convertirse en una viña sustentable. “Somos conscientes de que los recursos naturales son finitos y debemos cuidarlos. Tenemos total control de las fincas y del agua. Generamos nuestro propio abono y regamos sólo si la planta lo necesita. Además, ayudamos a las comunidades vecinas. Somos una bodega vegana”, destaca.
“Cuando don Aurelio hace un vino siempre quiere que todo el mundo tenga la posibilidad de comprarlo”, sostiene Patricia, mientras enumera los vinos que ya están disponibles en Paraguay, gracias a la representación del Grupo ACSA.
La línea base se denomina Kaiken Estate. Es un vino con un proceso estándar, es decir, cosecha manual, fermentación adecuada, paso por barrica de roble francés o americano con un mínimo de seis meses. “Estos procedimientos ya nos indican el tipo de producto; son vinos que tienen cierta estructura, notas leves de madera y sabor frutoso, muy fáciles de tomar”, describe. Las variedades disponibles son: malbec, cabernet sauvignon y chardonnay.
La siguiente línea que catamos con Patricia como guía, fue el Kaiken Terroir Series, un blend compuesto por malbec, petit verdot y cabernet sauvignon, y otro de la variedad torrontés de Salta.
Kaiken Ultra es un producto de alta gama, cuyo caldo reposa 12 meses en barricas, en una sala donde se escuchan cantos gregorianos, ya que Aurelio Montes asegura que esta música influye en la calidad del vino. Está disponible en las cepas: malbec, cabernet sauvignon, chardonnay, merlot y pinot noir. “El chardonnay es un vinazo, sacamos este blanco con notas potentes y con carácter fuerte pero elegante, como Evita Perón”, comparó entre risas Patricia.
Con una guarda en barrica de roble americano de tercer uso, Kaiken Obertura es un vino premium de cabernet franc. Se caracteriza por tener un sabor elegante, sedoso, muy agradable en boca y estructura redonda.
“Después tenemos lo más top, el Kaiken Mai, un malbec bastante fuerte, que tiene un paso por barrica de roble francés de primer y segundo uso, por dos años. Nos dimos cuenta de que los jóvenes buscan vinos más frescos y con sabor a fruta; por eso, redujimos el uso de barricas y vamos mezclando los caldos: un 70% pasa por barrica y el resto proviene directo del estanque”, nos refiere Patricia Osenga con su característica pasión.
La idea de producir vinos argentinos con sello chileno nació de la audacia y la creatividad de don Aurelio Montes, un hombre incansable cuando se trata de buscar la más alta calidad en sus vinos. Kaiken es una invitación a disfrutar libremente de los aromas y el sabor de un sueño hecho realidad.
Patricia Osenga, export manager de Kaiken