17 de Abril de 2024
Asunción en contrapicado

Piso 15, se abren las puertas del ascensor y en mi mente repican –en este orden– hielo, ginebra, vermouth,  Campari, soda y una rodaja de naranja. La medida: ¡a ojo!

Hemos llegado a Negroni. Apenas entramos, nos cruza un turista, que le pregunta a un joven bartender que pasaba también por allí: “Hombre, ¿cuál es el trago de la casa?”. Sonrío en mis adentros y sigo. 

Negroni-12

El sol se ponía insolente frente a nosotros y se iba más insolente aún, en un rojo furioso y raudo; eran días previos a la luna llena.

El mismo joven rubio, con sonrisa amorosa y acento colombiano, desde el otro lado de la barra me pregunta: “¿Qué beberemos?” Pues veamos si hacemos honor al nombre: ¡marche un Negroni!

Mientras miro la carta, que ofrece dos opciones de cocina, La Nikkei, tan de moda aunque de raíces tan profundas, que en este lugar, tiene una gran barra para sí sola donde uno, si quiere, puede observar la elaboración de los platos y desde donde salen los pedidos. La otra opción es la que han denominado Cuccina, que abarca una variedad de platos más tradicional.

Optamos por la Nikkei, con su mistura y mestizaje de cocina peruana y japonesa, una cocina que ha seducido a los cocineros más destacados de la escena internacional.

Como nuestro invierno no ha sido para nada crudo, optamos por empezar con algo liviano.

Llega el Negroni, correctamente preparado, fresco y con el amargo justo. También llega el primer plato elegido, Ceviche Thai, mezcla interesante de sabores y texturas. Como en una isla, viene presentado en un monte de pescado, suave, sin fibra alguna, rodeado de una generosa porción de leche de tigre, a la que le sumamos leche de coco y mango. Salpicado con el sabor característico del cilantro/kuratû, que no es muy bien recibido por muchos, pero que es parte inherente de un ceviche y la crocante canchita o maíz que le da el toque final.

A cada bocado la sensación de agrado iba creciendo, los sabores se conjugaban sin taparse unos a otros. Dejamos el Negroni a un lado y le dimos lugar al Doña Petrona, un trago que elegí para salir un poco de lo habitual respecto del maridaje ante una carta de vinos bastante básica y predominantemente tinta.

Como los platos que elegimos tenían un importante toque tropical, consideré que el Doña Petrona con notas también de frutas tropicales podía quedar bien y, como uno no puede ser su propio referente, le pedí al equipo que probaran el ceviche y luego el trago: mmm...! Se escuchó la aprobación al unísono. Las notas de mburucuyá, lima, pomelo y miel, junto con el Campari y el ron de base fueron la gloria misma.

Negroni-3

Los platos no superan los 100 mil guaraníes. Curiosamente, nuestra mediterraneidad nos proporciona platos a base de pescados a mejor precio que nuestras carnes. Costo aproximado por persona G 150.000

Seguido llegaron los Makis. Tropical, a base de salmón y langostino, ambos tersos en el paladar con las infaltables flores que vienen minando cuanto plato nuevo sale, pero acá elegidas a conciencia. Pensando en quienes no comen alimentos de origen animal, voy a la opción Cuccina y pido el Wok de vegetales. Es una porción considerable, cuya potencia radica en las castañas de cajú, acompañadas de arroz yamaní, que conserva un final dulzón, característico de este arroz. Hasta ahora las propuestas cumplen con su cometido.

A sugerencia de los dueños de casa, nos traen los Makis Crispy, rebozados y fritos, una opción un poco pesada considerando que estamos de copas, pero para quienes no tienen drama con las calorías, ¡venga!

Ya para cerrar, llegan los Makis Mediterráneo con un vieira sopleteada como guinda. De entre las opciones, creo que los frescos se llevan bastante mejor con la propuesta del bar.

Postre, no comimos, ¡porque seguimos con los tragos!


Negroni se encuentra en Aviadores del Chaco y Vasconsellos. Lunes a domingo de 11 a 02 h, tel.: (021) 607 803. 

30 de Agosto de 2017

Margarita Mendieta

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