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No podés pasar por la calle Cruz del defensor sin desviar la mirada hacia la fachada de Las Tres Calacas, donde tres enormes calaveras -que es lo que significa calaca- montan en bici sobre el tejado del restaurante. Sus autores, como de todo lo demás en ese increíble lugar, son sus dueños. Una pareja de jóvenes emprendedores que han hecho sus sueños realidad, a golpe de trabajo duro y mucha imaginación. Carlos es mexicano, de Cancún, Florencia es argentina pero vive en Asunción desde chica. Talentosos, con un sentido estético bizarro en su justa medida, contestatarios y conscientes de sí mismos y de la realidad en la que vivimos, han salido al encuentro de nuestro equipo de Alacarta con la misma amabilidad y confianza con la que atienden a sus clientes. Aquí no hay convencionalismos, ellos son los primeros en llegar a las mesas. El trato es igual para todos, esto es una fiesta mexicana. Son las nueve de la noche y las mesas están casi todas ocupadas (familias, parejas,...). Echo un vistazo más en detalle y comprendo; no hay un rincón en el que no se hayan dejado el alma. Cada mesa tiene nombre propio. Frida Khalo tiene un lugar especial, por supuesto. También Chespirito. Lo más interesante de este lugar es que te transporta. A pesar de que México es el gran telón de fondo, se trata de una cultura mexicana trascendida, de un México contemporáneo en el que los elementos tradicionales se mezclan con conceptos actuales como la tecnología o la necesidad del reciclaje utilitario. Se me ocurre ir al baño. El corazón me da un vuelco, escucho las olas del mar. Y me dejo caer en el improvisado sofá frente a un gran espejo. Entonces me percato de que estoy en un puestito playero, solo falta la arena. Los mozos disfrazados de calavera o del chavo del ocho vienen y van de un lado a otro. Margaritas y coronitas vuelan desde la barra. Los precios son moderados. La carta, con una veintena de platos, es una gaceta vintage llena de chistes. Elegimos sentarnos en la barra. Carlos y Florencia nos traen un entrante de nachos (G 41.800) que a duras penas podemos terminar entre dos. En su interior se mezclan: crema de frijoles (porotos), salsa pico de gallo, guacamole, crema de leche y queso gratinado. Al poco aparecen dos platos más. Unos Burritos de pollo (G 49.500) y tacos “Las tres calacas” (G 42.900). Cocina mexicana fusión como versa el eslogan del restaurante. Tex-Mex para los amigos. Una propuesta ligera (no tiene el picante del México profundo) y fresca, no por ello menos deliciosa. Ideal para todos los paladares. Desde adultos hasta niños.