[unitegallery No_me_olvides_cocina_de_corazon]
Un cartel de neón rosado invita a cruzar un túnel del tiempo, donde balanzas antiguas, lámparas y grandes tubos metálicos decoran un claroscuro salón que es una oda a lo vintage, al rejunte y a los objetos de colección. Juanca Guerreros y Ariel Villalba son los conductores de este paseo en tranvía, llevando a cada comensal en una placentera travesía a tiempos pretéritos.
Para decir, “bueno, querida panza, preparate para lo que se viene”, las Empanaditas de Gaby (G 20.000) llegan tan calientes que queman los dientes. Servidas en un plato irregular, estas empanadas de masa caserísima contienen en su interior una suave crema mechada con trozos de camarón que recuerdan a sensaciones de la infancia; pura contención y ternura. No probarlas es como nunca haberse subido al sube y baja. El Risotto No me olvides (G 60.000) es una pizza que sufrió una metamorfosis; una reinvención que rápidamente se transformó en caballito de batalla del sabor cálido del hogar. Un cremoso arroz carnaroli combinado con fresca rúcula, espárragos, jamón crudo y dulzonas cebollas caramelizadas, no sólo te pide que no lo olvides, te obliga a amarlo hasta el siglo que viene.
La Moqueca Inolvidable (G120.000) redefine el concepto de lo que alguna vez consideramos rico. Así de buena está la tentadora propuesta de calabaza tallada rellena de camarones en una salsa de quesos, verduras y un suspiro de caviar rojo. Esta malucada brasileira viene acompañada de un arroz kesu que levanta hasta al más enfermo del sanatorio. Como fanática empedernida de los arroces quesosos, puedo decir que hasta compite con el de mi propia madre.
De ninguna manera se dejó de lado a esos carnívoros que localizan un asado con tan sólo el olfato; la parrilla 100% a la leña ofrece desde una porción grandiosa de 400 gramos de Bife de Chorizo (G 85.000) hasta una clásica Tapa Cuadril. (G 80.000) Los acompañamientos: sopa paraguaya, mandioca, mandioca frita, arroz kesu (el mejor de este lado del meridiano), ensalada verde, batatas y chimichurri. Ciertamente, un banquete que deleitaría hasta a la mismísima Madame Lynch.
Para terminar, el volcán de chocolate (G 35.000) es un clásico oldie que como un buen par de jeans nunca pasa de moda. Pero si queremos conocer la verdad absoluta, esa que tan sólo algunas de nuestras abuelas conocen, el No Me Olvides Atilio (G 28.000) es el Teorema de Pitágoras de los postres. Peras cocidas en una reducción de malbec y un toque de almíbar acompañadas de una esplendorosa bocha de helado de crema nos recuerdan que el chocolate no es el único rey de los postres.