21 de Noviembre de 2024
Rosados y blancos sin prejuicios

Es increíble pensar que años atrás Paraguay era un consumidor de vino rosado en grandes cantidades. Casi el 50% de la importación de vinos correspondía a vinos rosados y el otro 50% se repartía entre blancos, tintos, espumantes y champagne. Algo desafortunado ocurrió en nuestro mercado, alguien que no conocía mucho de vinos se encargó de dañar la imagen de los rosados hasta el punto de decir que los mismos no son vinos ¡Qué equivocados estaban los que hablaban sin saber y los que se dejaban influenciar! Fue simple, el mercado se desplomó y hoy en día hay que volver a construirlo, demostrando que el vino rosado es tan vino cuanto el tinto y el vino blanco. Puede que haya influenciado en algo que los vinos rosados importados no eran de la mejor calidad y que cuando se comenzaron a importar vinos tintos estos sí eran de mejor calidad, debido a su precio muy competitivo, ya que venían de mercados como el argentino y el chileno. Pero, primero que todo, hay que aclarar qué es el vino rosado y cómo se produce; lo explicaré de una forma muy simple. Una uva vitis vinifera de Malbec o Cabernet Sauvignon es tinta, pero su jugo interior es blanco, la pigmentación está en la cáscara, por lo que es necesario una vez prensado y obtenido el jugo hacer una maceración (es decir, poner en contacto la piel con el jugo) para que el jugo blanco vaya tiñéndose con el color de la cáscara. Mientras más tiempo dure la maceración más color se obtiene, por lo tanto el vino rosado es una maceración corta del vino tinto, donde no se obtuvo todo el color, es así de simple. Al no ocurrir una maceración larga, no sólo no obtiene el color, sino que tampoco obtiene el tanino de la semilla y los polifenoles y antocianos de la piel de la uva, por lo que el vino rosado es aromático y más ligero en boca con respecto a un vino tinto, que sí maceró hasta el final. Al vino rosado, al no tener toda esa potencia tánica en boca, se lo disfruta a una temperatura más baja, idealmente entre 7 y 10˚C, lo suficiente para sentir al degustarlo que su temperatura es fresca y no tan fría para que las papilas gustativas (cuando el líquido introducido en la boca es muy frío, las papilas gustativas se cierran para protegerse, así no se queman) estén todas abiertas de forma a sentir el máximo de sabor posible. También hay algo muy cierto cuando se degusta un vino, creo que todos sabemos que en física la temperatura fría queda abajo y arriba la temperatura más cálida, pues en la copa ocurre exactamente lo mismo, si el líquido es muy frío no sentimos sus aromas porque los mismos no suben hasta la nariz y quedan en el fondo de la copa, por lo tanto no es bueno helar tanto al vino, y cuando me refiero a rosados, también me refiero a blancos, espumantes y champagne (estos tres últimos siempre sugiero dejarlos a una temperatura entre 6 y 8˚C). Me encanta el vino tinto y lo consumo con frecuencia, pero soy amante de seguir ejemplos que he descubierto se vuelven tradiciones en otros países: el de terminar el día de trabajo, llegar a casa y consumir una copa de vino blanco para relajarme, el de invitar a amigos para un aperitivo y comenzar sirviendo vino rosado o espumante. Comenzar una cena con un vino blanco, seguir después con un tinto y terminar con un champagne. Otra fórmula para una cena es comenzar con un champagne, pasar al tinto y terminar con un vino tardío. Las opciones son innumerables, pero lo concreto es que siempre hay vino de otro color que no sea tinto que debe de ser descorchado en todo momento. Aprovechando que estamos hablando de actitudes diferentes o mejor dicho no tan casuales, ratifico mi voto a favor de la tapa rosca, una de las mejores invenciones que el hombre pudo haber contribuido para la viticultura moderna. La misma da total seguridad de que el vino en sí no sea contaminado por agentes externos, no pasa oxígeno dentro de la botella que es uno de los enemigos principales del vino, el sellado es perfecto, por lo tanto ayuda mucho a que un vino pueda conservarse por más tiempo y es súper interesante para vinos blancos y rosados ya que los mismos contienen muy poco o casi nada de taninos (los taninos son conservantes naturales del vino) y con ello se derrumba el mito que dice que vinos blancos y rosados no pueden conservarse por más de un año. Esto ya es el pasado absoluto, vinos blancos y rosados sí pueden conservarse por más tiempo con una tapa rosca y dependiendo de la calidad de la uva al ser cosechadas, si su nivel mineral es alto también se conserva por un buen par de años, sólo que eso lo conocen algunos consumidores y especialistas que continuamente vienen probando los vinos. Queridos lectores, hay mucho aun por descubrir, excelentes vinos y variedades que puede nunca hayan escuchado y que puede despierten su interés. El mercado paraguayo se está despertando rápidamente y encontramos novedades permanentes, no desaprovechen la oportunidad y degusten vinos diferentes, que seguro encontrarán gran satisfacción en hacerlo.   1. Château des Muraires 2013  AOC Côtes de Provence Cinsault, Grenache, Carignan, Syrah. Ugni Blanc. Color rosa pálido con finas notas de fruta fresca, elegante y armonioso en boca. 2.  Château D’Esclans Whispering Angel Rosé 2013 AOC Côtes de Provence Grenache, Syrah, Tibouren, Cinsault, Rolle. Vino rosado agradable para aplacar el calor, ideal para acompañarlo con platos paraguayos. 3. Familia Gascón Rosé 2013 Mendoza Malbec-Sangiovese. De color rosa coral brillante con delicados aromas a frutos rojos y taninos suaves. 4. Luigi Bosca Riesling 2014 Luján de Cuyo Mendoza. De un brillante color amarillo con tintes verdosos muy sutiles, sus aromas son singulares; evocan al tilo y tiene ciertos recuerdos florales (retama), a cáscara de limón y a rosa mosqueta. 5. Una Selección de Ricardo Santos Semillón 2013 Luján de Cuyo Mendoza. Vino de buen cuerpo, resaltan sus frescos aromas, con sabor ácido frutal, sin taninos presentes. 6. Rupert & Rothschild Chardonnay 2009 Western Cape. Frescos aromas de pedernal con azahar y pera complementados con notas minerales. Maridaje recomendado con pescado a la parrilla o con ostras frescas.

22 de Abril de 2016

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