Toscana, Marcas, Umbria y por lo menos parte de Lacio son regiones de Italia Central, zonas con terruños únicos donde las condiciones naturales para obtener vinos de alta calidad son ideales. Los suelos volcánicos y calcáreos de estas zonas producen vinos intensos y muy aromáticos, sobre todo los viñedos plantados en las laderas de las colinas, a una cierta altitud.
Son tintos y blancos de diferentes cepas y entre ellas, la Sangiovese, la uva reina en estas latitudes, produce uno de los vinos tintos más conocidos del mundo.
Esta cepa tiene muchas denominaciones diferentes dependiendo de la región de donde provenga. Se llama Sangiovese en la Romaña y región de Chianti; Brunello en Montalcino y Prugnolo gentile en la zona de cultivo del vino Nobile di Montepulciano. Estas son algunas de sus nombres, aunque también se cree que puede tratarse de diferentes clones independientes o de subespecies.
Otras cepas tintas que encontramos en la zona incluyen: Montepulciano, Canaiolo nero, Malvasía nera y Colorino, así como las internaciones Cabernet Sauvignon, Syrah y Merlot. Entre las blancas, la Trebbiano toscana, Verdicchio de Las Marcas, la Vernaccia de San Gimignano; la Chardonnay y el Sauvignon Blanc.
Unas de las denominaciones de origen más prestigiosas de la región, es la DOCG Brunello di Montalcino, que a diferencia del Chianti o el vino Novile de Montepulciano, es producido 100% del varietal Sangiovese (Brunello). Es un vino fuerte y con mucho carácter que en su juventud presenta muchos taninos densos, pero luego con su crianza despliega un magnífico bouquet que nos rememora a tabaco, especias y cuero.
Brunello di Montalcino DOCG es sinónimo de exclusividad y refinamiento, la uva procede de las colinas de Montalcino en la provincia de Siena, donde los suelos son una mezcla de arcilla y rocas galestro. Los vinos tienen crianza de al menos 4 años antes de salir al mercado. Los Brunello tienden a ser muy fuertes y tánicos en su juventud, necesitando al menos una década antes de empezar a suavizarse; algunos con potencial de guarda que puede superar los 50 años.
En copa, hoy probamos Collina del Sole, Brunello di Montalcino 2014, una etiqueta nueva en el mercado paraguayo que se puede encontrar a un precio de G 270.000.
Un vino muy interesante, elegante y complejo, con buen potencial de guarda.
Tiene 14.5% de alcohol y recomendamos decantarlo por una hora y servirlo entre los 16 y 18 grados para sentir su perfecta complejidad.
Vista: de color rojo rubí con algunos reflejos granate, capa media/alta y buena densidad.
Nariz: intensidad media-alta a pronunciada, notándose en primera nariz frutas negras y rojas en compota rememorando a cerezas en licor, moras y frambuesas, ciruelas pasas y arándanos así como un toque de pétalos de rosa. En segunda nariz complejo con aromas de especias dulces como la vainilla, especias picantes a pimienta negra, tostados sutiles, sotobosque, cuero, alquitrán y tabaco curado.
En boca: seco y austero, maduro, de buen cuerpo, con alcohol muy presente e integrado, equilibrado y de buena estructura con importantes taninos y acidez presente, dejando al mismo tiempo una buena sensación de redondez y frescura. Sabores frutados, a madera y otros más refinados de regaliz, vainilla y chocolate amargo en el contexto del gusto. El final es elegante, complejo y muy prolongado.
Maridajes sugeridos: bistecca alla Fiorentina, guisos y estofados intensos y especiados de carnes rojas, de caza o setas, churrasco con el tradicional chimichurri, carnes a la brasa. Excelente con platos estructurados con base de carne roja o caza; spaghetti a la carbonara o lasaña a la boloñesa. Armoniza muy bien con embutidos y trufas, y con quesos maduros, principalmente con el Parmigiano Regiano.