Los viticultores han seleccionado ciertas cepas y las han adaptado a estas altitudes mucho mayores que donde se plantan normalmente. Así encontramos la vid en las zonas montañosas de Argentina, Chile, Francia, Italia o Suiza, entre otros países.
En época reciente se reconoció que los vinos elaborados a mayor altitud pueden aumentar significativamente en calidad.
Ciertamente hay razones para pensar en ello, pues parece que la vinificación y la crianza en altura, debido a una menor presión atmosférica, dan al vino condiciones únicas. Otros factores que se suman son la temperatura y la exposición solar que varían con la altura. Por cada 155 metros de altura la temperatura baja un grado, y por cada 1000 metros la radiación aumenta un 15%, generando mayor amplitud térmica. Estas son las condiciones principales que permiten que el tiempo de maduración del fruto sea más prolongado, obteniéndose fruta con buena madurez, aromas y sabores. También se logra una precisa conservación de la acidez que le da a estos vinos frescura, vivacidad y elegancia, haciéndolos más largos, armoniosos y con la intensidad necesaria para que puedan envejecer bien.
Cuando pensamos en vinos de altura nuestra mente nos lleva automática a Argentina, en el Norte, allá por las provincias de Salta y Jujuy, en la Quebrada de Humahuaca y los Valles Calchaquíes. Allí están las bodegas más altas del mundo, la más alta, a nada más que 3.640 metros de altura.
Entre las más prestigiosas bodegas de altura encontramos la Bodega Colomé, la más antigua de Argentina en funcionamiento, fundada en 1831 por el gobernador español de Salta, Nicolás Severo de Isasmendi y Echalar.
Luego de muchos va y vienes, la bodega quedó en 2001 en manos de un grupo suizo llamado Hess, fundado por Donald M. Hess. El interés de sus actuales dueños es mejorar la producción y elaboración vitivinícola con la implementación de tecnología y de nuevas cepas entre ellas la Pinot Noir, en el Alto Valle Calchaquí.
Hoy, tenemos una joya en nuestras manos: el Colomé Lote Especial Pinot Noir 2016, de la Finca Altura Máxima (3111 msnm), en el Valle Calchaquí-Salta, elaborado por el enólogo Thibaut Delmotte, especializado en grandes regiones como Borgoña y Burdeos.
Este vino es elaborado con uvas 100% Pinot Noir de viñas de suelo calcáreo y de granitos, fermentado en tanques de acero inoxidable con levaduras autóctonas, previa a una corta maceración. Finalmente el vino reposa y envejece lentamente en barricas de roble francés de cuarto uso, ganando redondez, domando los taninos y regalando un discreto bouquet que se integra a la paleta aromática frutal y floral presente.
En copa: se presenta limpio y brillante, de un color rubí con una profundidad notable, no muy común en los Pinor Noir.
En nariz: limpio, intenso y complejo, destacándose gran carácter frutal maduro con reminiscencia a frutillas y cerezas rojas, en un fondo herbáceo y floral, luego aparece algo de especias, tostado-ahumado y balsámico en segunda nariz.
En boca: se expresa seco, robusto y de cuerpo medio con acidez refrescante y taninos marcados. En conjunto con los sabores frutales prominentes desencadena un equilibrio y un balance delicioso, terminando con un retrogusto prolongado y elegante.
Es un vino espectacular que puede armonizar con muchos platos, desde cortes magros de carne roja a la brasa, confit de pato con papas, carnes blancas y pescados grillados, arroces con setas, quesos suaves y por qué no, con el tradicional pavo de fin de año en salsa rosé.