Almacén del Plata: auténtico deli
[unitegallery Almacen_del_Plata_autentico_deli]
Tras una inquietud por no encontrar disponibles en un mismo lugar inusuales y rebuscados ingredientes, Roberto y Eduardo Dios, una dupla de personajes dignos de una sitcom americana, cocinan y atienden su local ellos mismos. Mientras sale la primera orden, vemos como dos primos, amigos, cocineros aficionados y espías del mundo gastronómico se divierten mientras nos adentran en un mítico mundo de sabores y condimentos.
Al entrar vemos, al lado del mostrador principal, una heladera colmada de más de 50 variedades de quesos, jamones y fiambres de todos los colores, texturas y marcas conocidas y por conocer. Aquí todo se compra al peso y el producto final viene envuelto en papel como en las grandes ciudades.
Los estantes del almacén, altísimos y cargados de conservas, salsas, condimentos, picantes en todos sus niveles, antojos dulces y bebidas de todos los rincones del planeta, invitan a probar nuevas recetas. Las personas que entran llevan una o dos cosas, pero no salen sin probar el plato fuerte de la casa, una baguette como Dios manda.
La carta entera es una gran oda al olvidado arte de armar un sándwich. Cada baguette está inspirada en amigos, lugares icónicos de una historia personal y hasta influencias futbolísticas, y son preparadas en el momento, a mano, con paciencia y cariño.
El pan, a veces relegado a segundo plano, cobra un protagonismo innegable en Almacén del Plata. Importado directamente desde Francia, se tuesta en el momento y se enfría mientras se superponen los ingredientes en el sándwich. Además de las opciones de la carta, asesorarse con estos maestros sandwicheros es parte del encanto de la experiencia. La idea es tomarse un momento, abandonar el apuro cotidiano y de paso aprender una que otra cosa sobre qué hace a un buen sándwich.
Las baguettes rondan entre los G 25.000 y G 45.000, dependiendo de los ingredientes que se escojan.
El New York Pastrami (G 35.000) es sin duda el rey de la casa. Para los nostálgicos de la ciudad que nunca duerme, esta potente baguette combina pastrami, queso tipo suizo, una lechuga que casi pasa desapercibida entre tantas lonjas de carne y queso, y un aderezo especial de la casa. Único en Asunción, digno de probarse una y mil veces.
Un favorito del sexo femenino según nos cuenta Roberto, es un clásico de clásicos, un puro de raza, el Caprese (G 25.000). Una auténtica baguette crocante recién salida del horno con mozzarella fresca, hojas de albahaca, tomates y un jamón crudo que casi se derrite al tocarlo, bañados con el aceite especial del cocinero.
Otro protagonista de la carta, el Habanero (G 35.000) es un cubano de Miami con identidad propia, que deleita con una mezcla magistral de lomo de cerdo al horno, queso, pepinillos, mayonesa especial, mostaza de verdad y unas gotas de chile habanero ultra picante.
La otra gran opción de la carta, para llevar o disfrutar in situ, una picada degustación de siete u ocho variedades de quesos y jamones, con precios variados de acuerdo a la elección de cada comensal y al tamaño. Desde una solitaria tabla para uno (G 50.000) hasta porciones para 12 personas (G 300.000), el viaje cósmico tras cada bocado obliga a pedir un poquito más, para volver a tentarse en casa.
Comer con las manos, ensuciarse un poco y dejar para lo formal el uso de los cubiertos es la única manera de honrar la vieja tradición sandwichera y almacenera. Aunque te pidas un pan con queso, salir con la pancita llena y el corazón contento es ley.