ProChile, la oficina comercial de la Cancillería chilena, ofreció una cena maridaje para degustar vinos de alta gama y disfrutar del producto maravilloso de los terroirs chilenos, que se extienden más allá de los Andes.
El sommelier Oliver Gayet fue el anfitrión de esta noche especial en el Wine Bar de Paseo La Galería. Allí descubrimos cómo las viñas chilenas se esmeran en ofrecer vinos auténticos y expresivos, respetando métodos de elaboración sustentables enfocados primordialmente en la calidad.
Chile tiene barreras naturales: el Océano Pacífico al oeste, la Cordillera de Los Andes al este, el Desierto de Atacama al norte y los hielos patagónicos en el extremo sur. Esta posición geográfica resulta privilegiada para la plantación de viñedos y, como consecuencia, el territorio chileno se distingue por su bendición vitivinícola: la de producir vinos únicos y de excelente calidad. A esto se suma el gran esfuerzo de la gente de la industria del vino chilena por seguir mejorando.
Chile ha vuelto a posicionarse como cuarto principal exportador mundial de vino, detrás de Italia, Francia y España, según el último informe de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), de 2016.
Desde hace un par de años, gracias a las importadoras que apuestan a los vinos de calidad, podemos disfrutar de vinos chilenos ultrapremium a precios accesibles. “Las viñas chilenas están identificando un nicho de alto potencial en Paraguay, dadas las excelentes cifras que han arrojado las exportaciones a este mercado. En 2016, crecieron en 21% en relación al año anterior, indicadores que nos permiten estar entre sus principales proveedores”, dijo Carlos Brunel, agregado comercial de Chile en Paraguay.
Un delicado matrimonio
Para degustar los vinos chilenos de alta gama, el equipo de cocina de The Wine Bar junto con Oliver Gayet, ofrecieron una selección de platos de la gastronomía paraguaya y andina.
El primer plato fue un ceviche, acompañado con un Cordillera Sauvignon blanc 2013, cuyos aromas tropicales a piña y mburucuyá se concentraron muy bien en el paladar y suavizaron la acidez del ceviche. El segundo, una croqueta de surubí, con un Indómita Duette Chardonnay proveniente de valle de Casablanca con notas a vainilla y crema; fue una buena elección para maridar la croqueta.
Otro vino de alta gama fue el Viña Montes, un Pinot Noir 2015 de la línea selección. Oliver decidió maridarlo con pastel de choclo, vori vori y sopa paraguaya, a pesar de que esta cepa es recomendada con pescados, ya que posee la estructura de un Chardonnay, en versión tinta.
Otro vino que también se maridó con el pastel de choclo, fue el Lahuen de Tierra Noble, que lleva Carménère, Grenacha, Syrah y Malbec de la cosecha 2012, con 24 meses de barrica de roble. Es un vino con expresión fuerte y estructura sólida.
Desde Maipo Alto, llegó el Cousiño Macul, blande de Carménère, Merlot, Cabernet, un vino bien especiado, muy aromático, con una guarda potencial de 10 a 12 años de bodega.
Por último, coronó la noche la Viña Errazuriz con un Don Maximiano, blend de Cabernet Sauvignon, Camérnère, Petit Verdot y Syrah, un vino que requirió respirar en copa, antes de poder disfrutarlo con la gastronomía paraguaya.
Las importadoras que apuestan por vinos chilenos de alta gama son:
Andina S. A., con Viña Montes.
La Caoba S. A. I. C., con Indómita.
Edesa, con Viña Errazuriz.
Mannah, con Tierra Noble.
AC Importaciones, con Miguel Torres.
AJ S. A., con Cousiño Macul.
London Import, con Viña Maipo.
Casa Módiga, con Viña Undurraga.
Nobleza, con Casa Donoso.