Por Violeta Escobar
Hace unos meses y luego de mucha planificación, volvía a renacer un espacio que siempre encontró su misión en la comida. Se trata de La Cigale, un pequeño bistró que se encuentra ubicado en Textilia, allá en el fondo mismo, donde empieza el boscaje misterioso. Hoy lo vemos con un interior remodelado en tonos sobrios que combinan perfectamente con la vegetación de los alrededores. Lo más refrescante es el gran ventanal sin marcas comerciales agobiándonos por llamar nuestra atención; solo un tímido símbolo de WiFi nos invita a conectarnos gratis. Antiguamente, un bistró era, por definición, un pequeño lugar donde se servían solamente vinos, café, quesos y alguna que otra picada sencilla. Hoy, impulsado por el auge de la gastronomía, el concepto evolucionó y cuando hablamos de bistró, nos referimos a un restaurante más elegante; con decir que los chefs Jamie Oliver y Gordon Ramsey son fans de este estilo. Sin embargo, La Cigale se auto define como un bistró "shabby" que no quiere las etiquetas de los grandes titanes y planifica ser un espacio sereno, discreto y pequeño, especial para encuentros ceremoniales de té, por ejemplo, donde tranquilamente puedo ver a mi abuela Maguita y a su comitiva disfrutando de un almuerzo y discutiendo las últimas noticias. El menú, en un principio, como nos comentó el chef, pecó de innovador. Una parte de la visión del proyecto era presentar desafíos para el paladar de los comensales. Pero este plan tuvo que ser pospuesto y trabajado transversalmente de a poco, dando primero más destaque a las típicas ofertas que el público pide al mediodía. Es por eso que no es raro encontrar en el buffet un sencillo pollo grillé al lado de unas deliciosas empanaditas fritas de calabaza con queso y ajo. Si bien se sirven platos tradicionales, La Cigale no se desanima y rompe algunas reglas sirviendo exquisiteces para destensar el famoso menú ejecutivo de los almuerzos. Gracias a esto, pudimos probar un riquísimo salmón al Malbec con limón y puré de zucchini. El fuerte de hoy se podría decir que es una mescolanza entre la comida mediterránea y el típico almuerzo asunceno, donde abundan las verduras, los pescados, las especias, los frutos de mar y las empanadas, las carnes y los arroces. Creo fielmente que muy pronto los platos volverán a ser los desafíos que se propusieron en el día uno, innovadores, retadores, ya que hay algo en el espíritu de sus dueños que no acepta el conformismo como moneda común. El nombre La Cigale (cigarra en francés) es una alegoría de la inmortalidad. Muchas culturas, como la china y la griega, consideraba a la cigarra como un poderoso símbolo de renacimiento. Hoy La Cigale canta sus fichas sobre esa definición y hace honor al significado de los antiguos mientras reconstruye un lugar nuevo que crece día a día. + Info de La Cigale aquí