21 de Noviembre de 2024
La cocina ancestral de Helena Rizzo

La cocina ancestral de Helena Rizzo

Una flamante carta de felicitaciones dirigida a Helena Rizzo y Daniel Redondo, fechada el 30 de abril de 2014, está exhibida en el blog del restaurante Maní. Se trata de una carta enviada por el famoso chef Daniel Boulud de Nueva York dos días después de que cientos de aplausos hicieran retumbar el Guildhall de Londres, momento en que Helena fue premiada como la mejor chef del mundo en la lista World’s 50 Best Restaurants, premio otorgado por Veuve Clicquot. Daniel Boulud escribe: “I watched the World’s 50 Best from New York as I could not travel this year and I wanted to congratulate you and your entire team. This is again a wonderful accomplishment and you should all take pride in it”.

A los 18 años Helena deja su ciudad natal Porto Alegre y se traslada a São Paulo en busca de su ansiado sueño, el volverse una famosa modelo. Sin embargo, su verdadero destino no estaba en las pasarelas de moda sino en otras aun más complicadas, la pasarela culinaria. En São Paulo trabajó duro en varios restaurantes para solventar sus estudios de arquitectura, trabajó con chefs de la talla de Emmanuelle Bassoleil (ex Roanne) Luciano Bossegia (ex Fasano) y fue discípula de la chef Neka Mena Barreto. A los 21 años abrió con otros socios su propio emprendimiento gastronómico, “Na Mata Café”, donde estuvo como chef durante dos años. En busca de nuevas experiencias dejó São Paulo y se radicó por cinco meses en Italia donde trabajó en Eles Sadler (2 estrellas Michelín) en Milán. Luego se muda a España donde alterna estudio y trabajo en ocho restaurantes distintos, finalmente se consagra en El Celler de Can Roca y en MOO, el último restaurante de Joan Roca ubicado en el Hotel OMM de Barcelona.

En el 2004, Helena regresó a Brasil y dos años después concretó el sueño de abrir su propio restaurante junto a su pareja Daniel Redondo, el cocinero catalán que había conocido en España. Al restaurante lo bautizaron con el nombre Maní, que hace referencia a una leyenda indígena y no al fruto cuyo nombre en español es similar pero que en portugués se dice amendoim. Maní no es solo un restaurante, sino es un templo que honra las costumbres culinarias brasileras y es también un laboratorio desde donde se gestan grandes ideas. Helena es una ferviente defensora de los productos autóctonos, y por ello forma parte de la asociación sin fines de lucro llamada C5, que promueve la investigación sobre los ingredientes, recetas y técnicas de la cocina ancestral,

Helena es creativa y hábil con las manos, tiene un profundo sentido de la estética, en parte adquirido por sus estudios de arquitectura y en parte porque es innato. Su cocina hace un recorrido por la vasta y variada geografía brasileña, utiliza ingredientes ancestrales pero sin comprometer su esencia, para ello trabaja con productores orgánicos, respetando las regiones de donde provienen.

7 de Septiembre de 2015

Rodrigo Silvero

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