20 de Abril de 2024
Armando Rivarola, receta de ficción

“La puntualidad es una de mis pocas virtudes”, me dice Armando, sonriendo, cuando le pregunto si esperó mucho. Me río también y hablamos sobre el tiempo, los encuentros y la (no) ansiedad de llegar siempre primero a cualquier parte. Se lo nota sereno, calmo, cualidades de quienes están acostumbrados a ser exactos con los minutos, algo indispensable pienso, si se es jefe de redacción del diario Abc Color.

Armando-Rivarola

El salón del Restaurante Mburicao se destaca por el movimiento. Hora pico. Gente llegando, trajes, corbatas, faldas, mozos sirviendo, brindis aquí, voces allá, ecos de cubiertos y nosotros dos hojeando el menú, ahora sí algo ansiosos. Creo que, a esta altura, mi debilidad por las pastas ya es de público conocimiento, por lo que leer “sorrentinos de espinaca” fue suficiente para decidir. En el caso de mi compañero, el juicio fue algo más difícil, una puja entre salmón y cordero, la oposición y la docilidad. Composición de cordero ganó por lógica y con un tinto entre los dos, no hubo ni que pestañear.

Comentando sobre gastronomía, excusa que nos junta en primera instancia, no conoce absolutos y se describe como alguien de buen comer, aunque durante su infancia desarrolló una especie de aversión hacia la mazamorra, el “no tomar gaseosa” y un desinterés general por los postres… Excepto el crème brulée de su mamá, óptica que comparto porque si vamos a respetar algún dulce, más vale que sea este. Como cocinero, es experimental pero modesto, o al menos eso percibo, al hablar mide sus palabras y gestos, pensando bien en cada cosa pero sin escatimar detalles, rasgo de todo buen escritor con muchísima humildad. Por las noches comenta que disfruta cocinar platos sencillos con alma para bajar cualquier decibel de la ciudad y el día a día: pizzas (hace hasta la masa), tartas, carnes, ensaladas… Todo siempre con algo rojo; salsa, tomate, morrones, ingredientes que dan vida (sangre) a prácticamente cualquier plato.

“La creación es 30% inspiración y 70% transpiración”, dice, con la copa en mano y una sonrisota. Y lo peculiar de esta frase y su mención en nuestra conversación es lo aplicable que es para cualquier área de la vida (me siento hasta casi redundante pero sí), con la cocina es así, con la escritura pasa lo mismo, y con muchísimas otras cosas. Una vez que todas las tareas fueron cumplidas con absoluta disciplina, trabajo, comidas nocturnas, lecturas obligatorias… Armando persigue su otra gran pasión. El lenguaje escrito es su mundo y más allá de una labor periodística de casi 30 años, comenzó a indagar en la ficción, o específicamente la creación de la ficción, con su novela debut “Causas Perdidas”, lanzada en 2016. Este proceso fue largo según cuenta, muchas idas y vueltas que terminaron por completar la pieza en algo así como 10 años. Es distinto trazarse metas o cumplir tiempos cuando se hace algo que sale realmente del corazón, de uno para el mundo… Y como a todos, nos cuesta encontrar ese balance o esa responsabilidad en lo que creamos, situación con la que Armando lidió durante el proceso de escribir esta causa para nada perdida.

laconversadora

La historia, un thriller periodístico describiendo un famoso fraude financiero, reúne a personajes de todo el mundo y los converge en un mismo sitio en común: Paraguay. Comentando sobre la trama, tímido relata que lo que realmente disfrutó de esta primera experiencia fue el desarrollo de cada personaje, más allá de lo que transcurría en la misma novela. Cada acción realizada va hablando más y más de ellos, de sus comportamientos, de sus reacciones, de sus personalidades y sus rasgos como personas. Así como en la vida, así como en la cocina.

Actualmente trabaja en su segunda publicación y para esta existe todo un nuevo curso de desarrollo. Se trazó un deadline que sí, para qué negar, es lo que más motiva, esa presión de tener que terminar a toda costa, sin relajarse, procrastinar o prolongarse demasiado. Al momento de sentarse a escribir, decide siempre tratar al público con el mayor de los respetos, es de la escuela de que si se va a hacer algo, más vale hacerlo bien y punto. La fecha de lanzamiento aún está en veremos, pero creo que la espera valdrá la pena, como esa crema catalana (casi casi crème brulée) que compartimos de postre.

Si bien Armando se describe como un ratón de prensa escrita, tiene además el don de conversador, y uno de los buenos, de esos que “dan gusto”.  Por lo general, cuando se juntan dos mundos tan interesantes como el de los libros y el de los platos, el diálogo viene solito como un regalo. Este almuerzo tuvo toda esa magia y más.

6 de Febrero de 2018

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