Be Okay: comida sana, comida feliz
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Fío, Jade y Montse son el veggie power trío que crea este espacio gastronómico donde contagiar la buena onda, cuidar la salud, proteger a los animalitos y respetar el ecosistema son pilares de pensamiento. Por supuesto, además de ofrecer comida tan deliciosa que deja en offside a mi ser carnívoramente amante de las verduras.
Be Okay propone sin imponer una nueva forma de hacer las cosas, obteniendo a cambio una vida sana con consciencia de que nuestra alimentación no sólo nos afecta a nosotros, sino al ecosistema y a los seres vivos con quienes compartimos el planeta. Esta nueva cocina vegana con raíces orgánicas, alejada de los alimentos procesados, el azúcar, la lactosa y el gluten, logra hacer feliz al cuerpo con respeto e inteligencia, creando armonía con lo que nos rodea.
Lo primero es lo primero: saciar la sed con algo fresco y revitalizante. El papi de los jugos verdes, el Te Apio Mami (G 30.000 el vaso grande) es un interminable litro de néctar con sabor a tierra y a naturaleza viva que combina apio, naranja y piña. En cada mesa, estos kilométricos vasos de color verde son protagonistas ineludibles, tan espontáneamente dulces que ni siquiera necesitan de azúcar.
Mientras en la cocina, apodada el laboratorio del amor, el plato principal toma forma, una porción de sopa paraguaya (G 15.000) o chipa guasu, (G 15.000) elaborado con leche de girasol, choclo orgánico y tofu, me obligan a pensar “No puede ser que esto no tenga nada de origen animal”. Y ese estado de deliciosa incredulidad marca cada segundo de mi experiencia.
Llega a la mesa una hamburguesa (G 25.000) de tamaño industrial, tan grande que intimida aún a pesar de su condición vegana. Con todos los colores del arcoíris, desde el púrpura intenso del repollo hasta el naranja fosforescente de la zanahoria rallada, esta gruesa hamburguesa de lentejas de textura firme y sabor contundente casi ni necesita del pan de semillas que la contiene para ostentar su esplendor.
Los ñoquis balita (G 30.000) son el amor imposible de los celiacos, que hace tiempo tuvieron que decir “adiós mundo cruel” a estas bolitas pecaminosas que tantas alegrías han traído a la humanidad. Esta tierna pasta dulzona de batata y arroz se sirve con una suave salsa de tomate con albahaca y cebollita de verdeo, en un plato contundente y a la vez liviano como una nube.
Ahora, esto sí es difícil de describir. Una pizza sin harina y sin queso, libre de gluten y de productos de origen animal. “Pero eso no es pizza” saltarán los primeros fundamentalistas. La Tomatito Feliz (G 25.000) está elaborada con una crocante masa de arroz coronada con tomates frescos, queso de girasol, aceitunas negras y orégano. Y sí, es pizza con doble Z.
El plato del día, a 30.000 guaraníes, es una carta de introducción perfecta a esta cocina feliz. Quien salga por la puerta sin una sonrisa, es porque nació sin boca.