25 de Abril de 2024
El vino detrás de la máscara

tinto-del-mes-destacadoLa Pinot noir es conocida por ser el origen de los grandes vinos franceses, como es el famoso Domaine de la Romanée-Conti, de la Borgoña. Hay varias historias de este vino; la más reciente ocurrió en mayo del año pasado, cuando salió en los medios la subasta de una caja de 12 botellas por US$ 203.000. La misma era parte de la colección de un suizo que ¡quién sabe qué otras cosas más debe tener en su poder!

En el Nuevo Mundo, este cepaje es muy diferente y varía en carácter según el terroir al que pertenece, de ahí la importancia de probar los vinos más allá de los varietales. Esta variedad se puede encontrar en Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Estados Unidos, Chile y Argentina. La Pinot noir se empezó a cultivar para competir con el popular Merlot, otro cepaje abordable y fácil de acompañar. Pero, en realidad, el empuje real de la Pinot fue gracias a la película “Sideways” (2004), en la cual los protagonistas hacen el winetour de California; entre problemas personales y crisis de mediana edad descorchan varias botellas de Pinot Noir en la región de Santa Bárbara. Esta creciente popularidad llegó obviamente a la Argentina y aumentó la demanda de estos vinos tintos, de color rojo pálido, que tal vez asusten menos que el rojo profundo de un Malbec.

Y así es como llegó para quedarse; tan complicada de vinificar y tan misteriosa que prefiere el terroir de climas fríos para madurar lentamente.

En esta edición de “El tinto del mes” elijo un Pinot noir 2013, procedente del Valle de Uco, Mendoza (aunque algunos digan que el Pinot noir es de la Patagonia). La Bodega de Ernesto Catena Vineyards nos presenta este vino, elaborado por el hijo creativo e innovador de Nicolás Catena, actual cabeza de la muy conocida y respetada bodega Catena Zapata, que demás está decir que produce vinos desde 1902.

La botella, atractiva, con la etiqueta completamente negra y la figura de una máscara, deja correr la imaginación y hace pensar en el misterio de su contenido.

A la vista se encuentra un color rojo con matices naranja. Las lágrimas caen a una velocidad media. Es un vino alcohólico, como la mayoría de los varietales argentinos (13.5%).

En nariz, es un vino con excelencia aromática; notas frutales como cereza, rosas y leves notas terrosas, u otoñales, como suelen decir los amantes del Pinot noir argentino.

En boca, nos encontramos con un vino fresco, amable, de taninos suaves y volumen medio. Su acidez balanceada mantiene al vino vivo, pero fácil de tomar. El final largo y persistente nos invita a tomarlo, y conquista a cualquier bebedor exigente. El paso por barrica nos da notas tostadas y a vainilla, pero sin sacarle su esencia de vino aromático y frutal.

Este vino se puede maridar con quesos no muy fuertes; pescados, como el atún y el salmón; risottos, carnes con salsas livianas y sobre todo a base de hongos; o, por qué no, hacer una reducción con el mismo vino y entonces resaltar su personalidad tan elegante.

Tenemos entonces un vino con menos estructura, gastronómico y versátil, que puede maridarse con varios platos sin opacar a ninguno.

4 de Abril de 2017

webmaster

Notas relacionadas

Lo más leído