Fenicia, un árabe-libanés en 5ta Avenida
[unitegallery Fenicia_un_arabe_libanes_en_5ta_Avenida] En una de las orillas de Barrio Obrero amarró Fenicia, un restaurante de comida árabe-libanesa. Estamos todos invitados a navegar por una de las más sabrosas costas del Mediterráneo. Y hay mucho por descubrir. Frutas y verduras frescas, cereales y legumbres, carne cruda y cocida; todo precisamente especiado. Pepino, rabanito, perejil, menta, lácteos, sésamo, trigo, en diferentes recetas y con diferentes usos. Fenicia nos acerca a la cocina árabe y, en particular, a la de la República Libanesa, una cultura gastronómica rica y bastante diferente a la nuestra. Abrir un restaurante de este tipo es un múltiple desafío que, entre otras cosas, implica: saber comerciar (oficio que los árabes conocen como si lo hubiesen inventado), amar las propias raíces y, por supuesto, querer enseñar a los nuevos comensales las delicias de esa lejana tierra. De nosotros, los que salimos a comer y nos encontramos con una carta de platos cuyos nombres ni siquiera podemos pronunciar, se requiere: decisión, confianza y, sobre todo, ganas de aprender y disfrutar. Utilizar un pan árabe (chatito como una feta, sin miga) como cuchara, tenedor y cuchillo es una de las enseñanzas. La elección de los platos depende de nuestro apetito, de la temperatura, del horario, de la compañía. Puede ser suficiente con una selección de entradas y un postre pero, si el grupo acompaña, se pueden sumar uno o dos principales y compartir. La variedad de entradas y la abundancia de algunos platos nos permiten deleitarnos con un poco de cada cosa y salir más que satisfechos. La carta es un libro abierto, los nombres están en su idioma original y cada plato se presenta con foto y detalle de los ingredientes. De las entradas nos deleitamos con: kubbi frito, conitos de carne con trigo burgol (G 6.000 c/u); cuajada (G 20.000); hummus, deliciosa pasta de garbanzo (G 25.000); mutabal , es la pasta de berenjena- (G 25.000); tabouli, ensalada de trigo burgol (G 20.000); y sampusik de carne, empanaditas de carne con cebolla (G 5.000 c/u). Otra especialidad es el falafel (G 25.000 c/u). De los principales, me animé al kubbi crudo con trigo burgol (G 30.000). Comer carne cruda es algo que no suelo hacer, pero cuando me acercaron el plato me tenté. Me serví el kubbi crudo sobre un pan con la salsa acompañante, un toque de aceite de oliva y una hoja de menta; un bocado que mereció la pena repetir. Fenicia presenta otros dos platos con carne cruda, el kafta con cebolla y perejil (G 30.000) y el habra cruda con sal, pimienta y la textura de un paté (G 30.000), todos preparados con excelente mano. También puede elegirse algo de la parrilla: hay pollo, pescado y carne roja. Elegí el kafta asado (G 30.000), que consta de cuatro piezas de carne sobre un pan calentito y una pasta de perejil y cebolla, riquísimo. Y no falta el ya conocido shawarma (G 25.000). Es sabido que los árabes preparan exquisitos dulces; para confirmarlo, recomiendo probar un Ismalia (G 25.000) o alguna de las ensaladas frutales. Para acompañar la buena comida: vino, cerveza, gaseosas y jugos de frutas -a los que se le puede agregar vodka- (entre G 10.000 y G 18.000). Para el año próximo esperan contar con una bebida auténticamente árabe, arak, que hará que la experiencia sea aún más completa. Una buena comida en Fenicia se puede coronar con un típico café árabe (G 12.000), con un té de jengibre con miel (G 15.000), una manzanilla árabe (G 10.000) o un té rojo (G 10.000). Cocina abierta, bien ambientado, cálido y sencillo. La cita es todos los días, mediodía y noche. Embárquense y prueben. No se van a arrepentir.