Existen tres versiones sobre la creación del Gibson’s Martini. En la primera, un tal Gibson, dibujante de Massachusetts, cambia la aceituna de su Dry Martini por una cebollita. En la segunda, el embajador de Estados Unidos en Gran Bretaña, Mr. Gibson, llena su copa de martini con agua y agrega una cebollita. La última: el señor D. K. Gibson asegura que su abuelo inventó el trago en el Bohemian Club. Las tres leyendas revelan dos cosas: que cualquier persona de apellido Gibson puede atribuirse la invención del cóctel, y que este tiene más personalidad que cualquiera de sus historias.