25 de Abril de 2024
Juan Cancio Barreto, el folklore nacional al mundo

Juan Cancio Barreto: llevando el folklore nacional al mundo

El aroma a pan horneándose no puede ser más tentador. Es sábado de tarde y Juan Cancio Barreto, el requintista más querido y prestigioso del país, acababa de llegar a casa luego de una semana de trabajo en el interior. Y no pierde tiempo. Con ayuda de su esposa, pone las manos en la masa. ¿Qué mejor manera de recuperar el calor de hogar que en la cocina? “Me gusta cocinar. Siempre viví en el campo y en la selva tenés que saber defenderte”, cuenta.

Indudablemente, Juan Cancio Barreto supo ganarse el afecto de su público tras casi cuatro décadas de carrera. Este año anunció su retiro definitivo de los escenarios folklóricos y de los festivales del interior del país. Hoy sólo toca en eventos privados y dedica la mayor parte de su tiempo a una granja y un campo en sociedad, sobre el río Paraguay y en el Chaco.

“Ciudad del Este es mi valle. Mi padre y mi tío -Barreto Sarubi- son pioneros de la ciudad”, cuenta Juan Cancio Barreto. Nacido en Asunción, en 1950, luego de una breve estadía en Kyky’o –ciudad de origen de su madre- fue a vivir a Alto Paraná, donde su papá trabajó como administrador de obrajes, en plena selva. A los 8 años residió en Puerto Marangatú y otros lugares de la zona, pero la capital del departamento fue siempre su epicentro. “Siempre estuve por allí y le agradezco a Dios haber visto el nacimiento de Ciudad del Este, Hernandarias y Presidente Franco”, dice.

Los montes paranaenses son su mejor recuerdo de infancia. “Había arroyos cada 100 metros, una belleza. Todo eso terminó”, cuenta. Ya de adulto, se involucró en la política comunitaria, como concejal y como director de Cultura de la Municipalidad de Ciudad del Este. Pero también instaló la primera pizzería de la ciudad, en 1981, “Pizzería 16”. “¡En Roma aprendí a cocinar a la manera de Italia, casi a la piedra. Tenía 80 variedades con las recetas que traje de Italia. La base está en la masa y hasta ahora no perdí la mano”, asegura. Hoy, su pizza es un deleite sólo familiar muy solicitado por todos, con excepción de su esposa, que le pide que cocine spaguetti “al estilo italiano”.

Durante gran parte de su carrera, Cancio Barreto trabajó en Europa y otros lugares al menos seis meses al año. “Tuve la suerte de recorrer el mundo con mi música y en cada país me gustaba ir a buenos restaurantes y probar su cocina. La de Francia y la de Italia son las que más me gustaron. Pero no cambio la comida tradicional paraguaya ni mi país. No hay mejor aroma que cuando se fríen las verduras, el ajo, y luego la carne, para hacer un guiso por ejemplo. ¡Se siente de lejos! Lo mismo cuando comenzás a quemar la yerba con el azúcar… ¡Dios mío!”.

Durante sus estadías en el exterior procuraba cocinar comida paraguaya. “Todos los paraguayos hacemos lo mismo. Pero en otros países no existen galletas ni coquitos como los nuestros. En mayo fui a tocar a Nueva York y mis amigos me pedían que les llevara coquito”, cuenta.

Como lugares preferidos para comer, fuera del país, recuerda los pequeños bares de la Costa del Sol, cerca de Marbella. “También me gustan los frutos de mar y los mejores son de Chile. En Punta Arenas, la ciudad más austral, comí las centollas y las ostras más ricas del mundo, con el vino blanco”, comenta. Además, le gusta recorrer los mercados de los países que visita y asegura que no encontró verduras más frescas que en los de Estados Unidos. Pero también recuerda que le sorprendió encontrar víboras vivas en China, y los murciélagos, en Corea. Entre los platos más extraños que comió figura justamente uno que probó en China, un arroz con víbora. Dice que una debilidad suya son las ensaladas. Cuanto más variadas, mejor. Y para beber, solo vino y de noche. “A esa hora tiene magia, tiene algo especial. Me gusta el Malbec, el Cabernet Sauvignon, con o sin la comida. Los tintos argentinos -para mí- son los mejores. Y cuando voy a Estados Unidos, me gusta el vino de Carolina del Norte”, cuenta.

Las pocas veces que no trabaja sábado de noche, le gusta hacer asado para la familia. “Preparo de manera muy simple, pero la carne tiene que ser linda. Y la del Chaco Paraguayo es la del mejor sabor que hay”, dice. Los domingos trabaja en el Canal 2, para el programa “Entre amigos”, de peñas folklóricas en vivo. “No es un trabajo para mí. Estoy feliz y me pagan (se ríe). Me gusta tocar, haya mil personas o sólo dos personas. ¡Yo nací músico!”, dice.

17 de Julio de 2015

Alacarta

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