La Piccola Trattoria Italiana: Pasta de familia
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Estamos en el centro de Asunción, a pasos de la ex Estación Central del Ferrocarril, más precisamente en el Círculo Ítalo-Paraguayo. Lugar perfecto para probar la comida “della mamma”.
Pensada, creada y atendida por Ingrid y Luca; ella paraguaya, él italiano. Luca es el chef (aunque no se describe como tal) y prepara todo lo que se sirve en su trattoria. Elige la materia prima (destaca que es “toda paraguaya”), diseña el menú, hace las pastas, las salsas, los postres, las conservas y hasta el licor.
La Piccola Trattoria Italiana tiene todas las características de una trattoria: ambiente informal y familiar, clientes habitués, platos económicos y, lo fundamental, comida casera.
Cada día se preparan varias opciones de pastas frescas. Puede ser pasta corta o larga, tradicionales, rellenas, especiales (al huevo, con espinaca, ají u otro ingrediente que surja), lasañas y ñoquis. Para acompañarlas hay salsas típicas y originales, todas con un toque calabrés, que se caracteriza por su picante.
La propuesta es que, una vez decidida la pasta, elijamos la salsa más apetitosa (preguntar cuál se recomienda para la pasta elegida) y disfrutemos. También podemos hacer al revés, mirar la lista de más de diez salsas y luego pensar en la pasta.
Todos los días hay una sugerencia y una promoción a G 20.000. Los platos son muy abundantes; tienen más de 200 gramos de pasta, a lo que se le suma la salsa, así que les recomiendo llegar con hambre o acompañados.
“Nuestra pasta es al dente”, reza un cartel pegado en la pared, así preparan, sirven y comen los italianos la pasta: a punto.
Escuchamos cuáles eran las pastas del día y probamos: fusilli con Il pesto di Ricardo (pesto tradicional, G 30.000), fideos Alla maniera di papà (tomate fresco, ajo y aceite de oliva, G 27.000) y unos raviolones de carne con salsa roja, hongos y ajo que nos transportaron a Calabria.
En el menú de salsas descubrimos la combinación de recetas italianas, ingredientes propios de esta tierra colorada y herencia familiar, con sus raíces e inspiración.
Volvería para probar unos rigatoni Alla Calabrese di Mamma Ninetta, una pasta corta con aceite de oliva, ajo, ají picante, anchoas y galleta molida (G 35.000). Una tentadora síntesis del párrafo anterior.
Para beber, podemos elegir vino tinto o blanco por copa (desde G 14.000 a G 35.000) o por botella (desde G 45.000 a 110.000). A los habituales vinos chilenos y argentinos se suma el Chianti. Y entre las cervezas, elegiría una italiana.
De postre, compartimos un excelente tiramisú tradicional
(G 25.000). Para la próxima espero probar alguna de las tres variaciones: al limoncello, al narancello (preparados con los licores caseros) y La Piccola Trattoria Italiana (G 30.000). Otra alternativa de postre es la Crema Paradiso (pequeña G 7.000 y grande G 25.000).
Además, La Piccola prepara ají picante y picantísimo en aceite, pasta de aceitunas verdes y negras, y otras conservas para llevar a casa o regalar un frasco de sabor italiano.
Les recomiendo mirar su Facebook, allí Luca postea qué está cocinando, nos muestra cómo va la preparación y nos tienta para que nos acerquemos a probar.
Cerramos saboreando un poco de cada licor. Primero el de burrito, después el de yerba mate y, por último, el de canela. Gran final. Stanno tutti bene.