29 de Marzo de 2024
María Irene Gavilán, cocina al vuelo

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Esperando a María Irene Gavilán en la sala de su casa, un niño de más o menos seis y una niña de más o menos tres se turnan metiendo la cabeza para mirarme fijamente, preguntándome con los ojos qué hago sentada en la sala. Su sala. Cuando María Irene llega, los niños salen del escondite y se le tiran encima. Se miman. Llega la abuela para llevarlos arriba, pero Mili, la chiquitita, se resiste hasta al soborno de jugar con el iPad. Prefiere quedarse. Por lo menos hasta que confirma que no pasa nada espectacular, solo dos adultos hablando.

Con 25 años de experiencia en el sector bancario, María Irene Gavilán es Directora Comercial del BBVA desde febrero de 2013. Como es de suponer, su vida laboral es bastante intensa. Y esa intensidad repercute en la elección del plato para esta edición de Hoy Cocino Yo: mix de verduras y pollo al wok. “Elegí un plato rápido y de sabores frescos”, dice, “Hacer una comida elaborada no es que me disguste, pero no tengo tiempo para dedicarle, así que no va a salir correctamente, como a mí me gustaría”. Le pregunto qué le gusta cocinar cuando tiene tiempo: “Me gustan las pastas, sobre todo ponerle esmero al sabor a cada una de las salsas. Me gusta probar, me gusta combinar, no me gusta hacer siempre la misma cosa. Normalmente soy cocinera de fines de semana; los fines de semana son de mi familia. Tampoco es que sea una profesional de la cocina, ¡pero me defiendo!”, admite riéndose.

Creo que sé por qué eligió el wok: básicamente, porque es generoso y nunca se equivoca. Lo que cae en el wok siempre sale mejorado, y ése es un plus cuando uno quiere cocinar algo ligero y al toque con óptimos resultados. “¿Por qué elegí el wok?”, repite María Irene. “Porque me parece que transmite el estilo que a mí me gusta: una mezcla de sofisticación, un toque de algo diferente, una combinación de sabores de otros países con lo nuestro. Quise hacer algo natural, sano y, por supuesto, rápido. No te voy a decir que lo que estoy preparando es un plato oriental, pero sí tiene ese toque. Y ese giro diferente me gusta. Creo que por eso el wok va con mi estilo” afirma mientras el wok va haciendo su trabajo con los vegetales y el pollo.

María Irene se declara una aventurera a la hora de probar sabores nuevos. Le pregunto qué cocinas le gustan y me responde con un tajante “¡Todas! Me gusta mucho la cocina mexicana —no tengo problema con los sabores fuertes y muy condimentados—, adoro la comida peruana, sobre todo esa cocina peruana contemporánea orientada hacia la fusión, que mezcla lo tradicional con lo internacional y la innovación. Soy fan de varios chefs nuestros, como Bruno Peroni, que trabajó muy de cerca con nosotros (BBVA) en toda esta experiencia de "Banca Personal" y "Un cliente, una receta". Aprendí mucho de él. Me gusta mucho también Rodolfo (Angenscheidt), justamente porque tiene esa característica de probar cosas diferentes. Siempre hay una sorpresa detrás de cada presentación de plato. Y ése es un poco mi estilo”.

Estamos poniendo la mesa en el patio para aprovechar el sol cuando Mili vuelve a la carga ya para quedarse. El chupetín usado de carnada para llevarla arriba con la abuela falla. Tomás se une al grupo y los dos se ponen a andar en bici y triciclo. Los hijos de María Irene pertenecen prácticamente a dos generaciones distintas. Tiene dos hijas grandes, una ya casada que la hizo abuela, y los dos chiquitos, Tomás y Mili. Según María Irene, acompañar el crecimiento de sus dos hijos chicos le exige aggiornarse, y además de resultarle divertido aprender todo el tiempo, ese ejercicio de estar a la par le ayuda también profesionalmente. “Uno de los grandes desafíos de nosotros, los gestores, es cómo administrar esta diferencia de generaciones. Son distintas formas de pensar, de hacer, de comunicar”, comenta.

El wok llega a la mesa humeando. Con un toque de salsa de soja, el plato ya está. Mientras comemos, Tomás se encarga de traernos vasos. María Irene sigue hablando de su trabajo, y es obvio que es el tipo de persona que sabe trasladar las pequeñas lecciones que da la vida todos los días a su profesión y encontrar relaciones en cosas aparentemente dispares. Como por ejemplo, la relación entre el banco y la cocina, el concepto detrás de la campaña del BBVA, “Un cliente, una receta”: “Prepares lo que prepares, creo que cocinar es un acto de generosidad y de amor, en el que generalmente ponemos lo mejor de nosotros mismos para los demás. Y esa es la esencia de lo que nosotros queremos transmitirle a nuestros clientes. Nuestro trato no es masivo; nuestra atención es selectiva, personalizada. Con esta campaña lo que estamos ofreciendo es una lista de ingredientes, nuestros productos y servicios, para que el cliente los combine como más le guste, de la misma forma en la que uno personaliza las recetas de cocina. A uno le gusta más sal, el otro no puede ver el comino y lo reemplaza por otra especia. Bueno, lo que ofrecemos en el BBVA es la facilidad y flexibilidad de adaptarnos al cliente”.

Le pregunto a María Irene qué es lo que más le gusta de su trabajo y ni se toma un segundo para responder que es la interacción con la gente. Y agrega: “Y así como me gusta combinar cosas nuevas en la cocina, me gusta hacer lo mismo en el trabajo con creatividad e innovación. Pero también, un principio fundamental para mí es liderar con el ejemplo; nunca exijo lo que no puedo dar”. No queda ni rastro de la comida. Aprovechamos para descansar un ratito al sol, digiriendo como los lagartos, antes de que cada uno siga con su día.

14 de Agosto de 2015

Alacarta

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