28 de Marzo de 2024
Natalia Galeano, kare raisu, arroz al curry en japonés
[unitegallery Natalia_Galeano_kare_raisu] Leé esta palabra: karē raisu. Ahora, pronunciala en tu cabeza: karē raisu. Y ahora, en voz alta: karē raisu. Karē raisu es la domesticación lingüística y culinaria del curry rice (ing. arroz al curry) que los británicos llevaron de la India al Japón, que es de donde Natalia Galeano lo asimiló a su repertorio culinario. “Es un plato popular express en Japón”, me dice... En la mesa hay cuencos de cerámica, palitos y hashioki (la reposera de los palitos). Hay una tetera y té rojo y verde. En la cocina hay una bandeja de queso de soja arrebozado, unos pulpitos marinados desde la tarde en jugo de pomelo y ajo, y una olla arrocera, electrodoméstico de primera necesidad en las culturas que veneran el arroz. Natalia Galeano vivió durante años en Japón, en dos periodos distintos, y no pudo evitar traerse el país consigo al volver. Y como se extraña con el corazón pero el hueco se siente en la panza, comer es una forma de aplacar la ausencia. “Viajé a Japón con mi familia por primera vez en 1997. Mi hijo Nico iba a la guardería y en mis tiempos libres, como no trabajaba, me interiorizaba sobre la gente y la cultura. Estudié durante dos años la ceremonia del té, y también intercambiaba recetas con la gente que iba conociendo. Yo les enseñaba platos como la sopa paraguaya y el chipa guasu —que fue un éxito, solo que salía más dulce por el choclo y el queso que teníamos a mano allá— y a cambio recibía recetas japonesas. Realmente antes de casarme comía prácticamente nada: bife con puré de papas, karu vai (guar. comer mal) total. Al viajar realmente aprendí a comer, como se dice, y por ende a cocinar. Fue una forma de adaptar a toda la familia a la vida en Japón. Ahí nació Florencia, mi segunda hija, y creo que hay un vínculo emocional muy fuerte con ese periodo de mi vida, ligado a mi rol de madre. Fueron tres años de vivir sumergidos en la cultura japonesa.” La segunda vez que Natalia fue a Japón lo hizo al ganarse una beca de turismo para el Mercosur ofrecida por la JICA, la agencia de cooperación japonesa; hoy, esa beca se consolidó como la primera oficina regional de turismo, ganando un premio como la mejor oficina de promoción turística para los cuatro países. “Cuando volví de ese segundo viaje a Japón, además de trabajar en el proyecto de la oficina del Mercosur, comencé a trabajar como consultora en estrecha relación con las agencias de cooperación internacional. Desarrollamos las tareas pendientes que tiene Paraguay en cuanto a turismo, proporcionando asistencia técnica a la Senatur y otras organizaciones que promueven el turismo.” Para Natalia, viajar es un trabajo de tiempo completo. Le pregunto cuál es su relación con la comida cuando viaja: “Normalmente, siempre hago dos cosas: visitar el centro histórico y encontrarme con la comida local, desde lo más básico hasta también, por qué no, lugares más sofisticados. Disfruto en los mercados, ya que la vida de un mercado transmite mucho lo que es la vida de un país; lo que se huele y se consume define mucho a una ciudad y de una cultura. ¿Qué países le impactaron por su gastronomía?: “Tailandia, con su cocina que en parte es fusión de comida china pero mucho más sazonada. Grecia también; relacionarse con los distintos tipos de aceite de oliva, estar en las islas, entender ese mundo marino. Cuando uno viaja no experimenta solo el sabor de lo que come, sino también el entorno, el contexto”. Paraguay está aprendiendo a comer gracias a la tendencia mundial de viajar más, informarse mejor y considerar que comer bien es inseparable del buen vivir. Pero para Natalia, además de abrirnos al mundo, también deberíamos poner en valor lo nuestro: “La gastronomía nacional enfrenta el desafío de hacer una reingeniería de los sabores tradicionales. Creo que ésta es una etapa para la innovación, para reinventar el tembi’u (guar. comida). Paraguay tiene mucha tarea en conservar y revalorizar su historia y su cultura. La sustentabilidad pasa por saber conservar lo que uno tiene. Tenemos mucho”. De India a Japón a Paraguay; el karē raisu se sirve en una mesa de paraguayos, argentinos, alemanes y mexicanos unidos por el lenguaje universal de un buen plato de comida.

23 de Julio de 2015

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