19 de Abril de 2024
Nata Alvarenga, el alimento como medicina preventiva

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Hace dos años, Nata Alvarenga decidió cambiar su vida. Se volvió vegana. Durante un año y medio dejó de consumir azúcar, harina, lácteos y todo tipo de carne, por supuesto. Llegó un momento en el que solo comía frutas y vegetales frescos, sin cocción. Con 25 kilos menos, se sentía mucho mejor, pero al cabo de un tiempo sintió que estaba muy flaca y le faltaba algo, sin saber explicar qué. Marco Todisco (Charlie Nutela) le hablaba sobre el ayurveda, un sistema de medicina naturista originario de la India que, junto con el yoga, se ha extendido en Occidente, y aunque Nata veía los efectos positivos del régimen en su amigo, le parecía demasiado disciplinado como para ella. Pero luego se cruzó con Nathalie Aguilera, la instructora de yoga, quien también practica el ayurveda, y leyendo acá y allá le fue encontrando cada vez mayor sentido: “Me pareció que tiene mucha lógica porque el ayurveda afirma que ningún cuerpo es igual; todos los metabolismos son diferentes y por eso no hay una dieta que nos venga bien a todos. No hay un tratamiento general, solo cuerpos específicos. Es nomás una práctica super disciplinada, que sigue una rutina, que tiene sus hábitos y eso está bueno. A mí me hace bien porque me enfoca. Va acompañado de yoga y meditación, porque propone la unidad de cuerpo, mente y alma”.

Nata Alvarenga prepara hoy lentejas turcas con arroz yamaní. Está en medio de un proceso de desintoxicación que dura un mes, y este es uno de los platos que sí puede comer. Las lentejas, me cuenta, son más suaves que las comunes y se consiguen en el Agroshopping y despensas especializadas. No les agrega verduras, ni sal ni aceite, pero sí las condimenta con un poco de cúrcuma y ghee -manteca clarificada, llamada “oro líquido” en el ayurveda por sus bondades-. Me da curiosidad saber cómo se maneja cuando sale a comer afuera. “Es complicado, pero igual ahora hay muchas más opciones. Hicimos presión en el Bolsi para que incluyeran más opciones veggie, Pink Cow abrió su local en el centro, y también está BeOkay y el Alma Zen. Pero sí, yo siempre soy la pesada del grupo”, se ríe.

Antes de comenzar a comer conscientemente, Nata vivía comiendo afuera, lo cual “le hizo muy mal a mi salud y a mi bolsillo”. Aprendió a cocinar por necesidad, cuando se mudó a vivir sola, porque lo único que sabía hacer era sopa de verduras. Una pareja de amigos, también vegetarianos, iban a su casa a enseñarle a cocinar platos sanos, ricos y nutritivos. Se fue dando cuenta de la importancia de cocinar en casa, con ingredientes de verdad, en vez de depender de la comida express que se hace en un abrir y cerrar de latas y cajas.

Siguiendo eso de que no existen dos cuerpos iguales, Nata es bastante flexible con el tema de las dietas y las ideas que están detrás de ellas: “No soy radical. No creo que el vegetarianismo ni el veganismo sean para todo el mundo. No puedo decirle a nadie ‘esto es lo que tenés que hacer’. A partir del cambio que hice, me siento con mucha más energía, seguridad y foco en lo que hago. Una cosa sí me parece importantísima, y es el ser conscientes de nuestro alimento. Cocinar en casa, volver a comer sin mirar la tele ni el teléfono. No es comer solo orgánico, o volverse vegetariano, sino simplemente comer mejor, y todos sabemos qué nos hace bien y qué no. A la larga, es calidad de vida”.

24 de Septiembre de 2015

Alacarta

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