[unitegallery Nueva_sucursal_de_Sabores_Alaglo] Sabores Alagló nació de una realidad que muchos locales gastronómicos intentan reproducir: “en casa se come mejor”. La casa central, ubicada en San Vicente, fue creciendo hasta convertirse en un emblema del barrio y la nueva sucursal de las Mercedes se propuso lo mismo. Tomar la esencia barrial, un lugar donde todos se conocen y visitan el lugar como parte de su rutina diaria. Lo lograron.
Su propuesta es auténticamente casera, donde cada día hay un plato distinto para el menú del almuerzo. También cuenta con un servicio de buffet muy variado, que incluye platos como Vori vori morotĩ (el adjetivo morotĩ en idioma guaraní, implica la versión sin carne del plato en cuestión), Guiso de carne con fideos, Pollo relleno con verdura, Matambre a la pizza y los infaltables: milanesa, ensaladas varias, sopa paraguaya y chipa guasu.
Los dueños planeaban abrir el local después de unos meses de terminarlo, pero la gente que se acercaba a preguntar y a querer conocer el lugar los llevó a abrir las puertas antes de lo previsto. Al ser la primera sucursal, recién inaugurada, todavía no tienen una carta definida. Pero sí mantienen la esencia de la casa central, la familiaridad y el sentimiento acogedor que tanto cuesta lograr.
Hay un factor, que muchas veces se pierde de vista, que hace que lugares como este prevalezcan, a diferencia de tantos otros espacios gastronómicos que vemos abrir y cerrarse en poco tiempo: el factor humano. Sabores Alagló es el proyecto de una familia, que fue creciendo mediante el esfuerzo conjunto de las personas que han puesto en él todo su afecto y cariño. Y esto se siente en el ambiente del local, en el trato del personal con los clientes, y sobre todo, en el sabor. Los toques sutiles que diferencian el sabor de un lugar del otro tienen el sello personal de los creadores.
Un gran despliegue de dulces nos recibe, desde alfajores hasta tartitas de frutilla con chantilly. Al lado hay más opciones de tartas saladas, sándwiches, empanadas y minutas variadas. El menú principal del día tiene como entrada un Pira caldo de surubí que no decepciona. Suave, cremoso y delicioso, no tiene nada que envidiarle a los famosos pira caldos de varios establecimientos céntricos.
Como fondo sirven Gnocchi al aceite de oliva, tomates cherry y albahaca. Los gnocchi son caseros, hechos a mano, siguiendo la filosofía del local de que todo tiene que ser natural y elaborado en el momento. Lo natural tiene un proceso de elaboración que toma más tiempo y es quizás más difícil de mantener, pero los dueños insisten: ¡nada de alimentos congelados o prefabricados!
Otras opciones del buffet son el Bife de lomito con cebolla, Sopa de vegetales, Beirut de pollo y spaghetti a la mantequilla. Ese fin de semana preparaban un festival de pizzas para las noches. Como nos explicaron, siguen en un periodo de prueba, adaptándose al lugar y a los clientes, que son su prioridad.