[unitegallery Sin_Reservas_con_acento_colombiano]
Para abrir el apetito y tentarse como previa a un plato de fondo, el Cóctel de camarones (G 65.000) seduce más que las curvas de Sofía Vergara. Servido en una elegante copa, esta fiesta patronal de cebolla morada, cilantro y frescos camarones acompañados de finas láminas de mandioca frita, es un agasajo para las papilas gustativas que deja lugar para lo que se viene a continuación.
El Patacón Costeño (G25.000) tiene poco y nada que ver con la crisis argentina del 2001; este bocado colombianísimo de plátanos caribeños fritos, pisados, y terminados de freír viene servido con una agriamente sublime sour cream, carne mechada y hogao. El hogao es una salsa a base de tomate y cebolla para sazonar comidas; complemento perfecto de esta propuesta de sabor intenso y aroma latino.
Danzando al ritmo de una cumbia aparece en el menú la estrella, la prima donna, la Arepa de maíz con queso, (G15.000) plato típico de tanto Colombia como Venezuela, una elección apta para celíacos y deliciosa para cualquiera que tenga la oportunidad de probarla.
Una variación, la arepizza, viene dedicada a quienes piden una muzzarella aunque estén en el restaurante chino más perdido del mercado. Esta tradicional masa de harina de maíz rellena, la arepa, presentada como una pizza alberga sabores comunes a la gastronomía pizzera; desde una Margarita (G 32.000) con tomate fresco, hogao, aceitunas verdes y abundante queso hasta la especial de la casa, la arepizza Sin Reservas, (G 34.000) combina la masa de maíz blanco con dulce cebolla caramelizada, tomates confitados y huevo duro. Ciertamente, lo mejor de ambos mundos.
Pensado especialmente para los Bonnie and Clyde de las canastitas de panes, el Panne cook es un descubrimiento casi tan importante como el de Magallanes; un pan de campo fresco y dorado relleno de palmito de cangrejo, (G85.000) sabrosos langostinos (G 120.000) o un strogonoff con hongos (G 75.000) que sabe a mañana de campo. No será el plato más colombiano del menú, pero ¿quién puede resistirse?
La sobremesa grita “¡Azúcar!” a decibeles altísimos. La curiosidad más grande: el helado frito (G 25.000), una bocha de cremoso helado, rebozado y llevado a la freidora rompe con todo concepto preexistente de qué podemos y no hacer con helado. Los Aborrajados Vallunos (G22.000) suenan a novela colombiana, pero la dulzura reprimida de plátanos maduros en tempura, son mucho menos empalagosos que cualquier episodio de Pasión de Gavilanes. Por último, un postre que debería ser tan famoso como el café colombiano, el Santo Pecado. (G 25.000) Dos palabras: Pornografía culinaria, una tentación no apta en horario de protección al menor.
En Colombia, el riesgo es que te quieras quedar. En Sin Reservas, no hay riesgo. Te quedás.