Reza el dicho "nunca has de volver al lugar donde fuiste feliz" y si bien he respetado casi a rajatabla ese consejo en relación al centro histórico de nuestra otrora bella Asunción, la editorial me retó a sacudirme el miedo desafiándome a hacerlo. Y allá fui.
En medio de un calor que literalmente rajaba la tierra decidimos almorzar en equipo en el recién inaugurado hotel sobre la calle Palma. El emprendimiento se desarrolla en un edificio histórico que data del año 1903 y que en su momento fue sede de la primera municipalidad de Asunción. La puesta en valor resulta fenomenal y con gran respeto a la esencia de la antigua construcción. El mismo mantiene la fachada original, el encantador patio interior tan típico de la época de la colonia y los tres pisos originales a los que se añadieron ocho plantas de moderna construcción.
El restaurante del Palmaroga está en la planta baja con acceso directo desde la calle. Las instalaciones son fabulosas, la atención muy buena y los precios si bien corresponden al rango de hotel, son accesibles para lo que ofrecen.
Ni bien llegar pedí un Martini (en los hoteles pido un Martini, no importa en qué parte del mundo sea; es mi termómetro hotelero) y empezamos bien. El trago vino perfecto, copa correcta y temperatura ideal. El equipo arrebatado con el calor empezó con una ronda de agua fresca mientras yo investigaba la carta. Descubrí que ofrecen un menú corto pero "jugoso" con productos frescos de estación y alta rotación para el público del Centro que necesita un almuerzo ligero, un servicio ágil y ambiente relajado para distenderse un rato antes de volver al horario laboral. Todos los días hay un menú ejecutivo que rota, además de opciones a la carta. Hay sándwiches, ensaladas, picadas, pizzas, varias proteínas, pastas, postres y una amplia selección de cafés. También cuentan con un pequeño surtido de platos típicos.
Decidimos pedir el sándwich más hotelero del mundo, el famoso Club Sándwich que vino muy coqueto y bien cargado: jamón cocido, lechuga, pechuga de pollo, panceta crocante, huevo, tomate, mayonesa, queso dambo y mozarella. Ideal para acompañar mi ya mermado Martini. Muy rico, bien sabroso y tostado a punto, al igual que la porción de papas fritas acompañantes. Es que el sándwich, más allá de calmarnos el hambre, nos envalentonó (¿esa palabra existe?) a pedir un surubí grillado con verduras que estuvo riquísimo; bien sellado sin perder los jugos, sabroso y abundante. Pero seguimos con hambre por lo que abandonamos el río y pedimos una colita cuadril acompañada de arroz kesú y una generosa porción de chipa guazú. Todo muy sabroso y a punto. Aplauso aparte para el arroz. La atención –lo repito- impecable.
Para concluir cada uno pidió una copita de helado como postre. Final perfecto para un almuerzo.
Si la vida los encuentra en el Centro de Asunción o si tienen oportunidad de darse un paseo por esos lares, en el restaurante del Palmaroga van a encontrar todos los días una opción saludable, contundente y elegante para almorzar, merendar, tomarse un café, un trago para o cenar.
Si quieren desayunar no duden en ir para disfrutar de servirse el mismo desayuno que el hotel ofrece a sus húespedes: una selección de frutas frescas, huevos en diferentes cocciones, yogurt, una variedad de quesos y jamones y lo mejor de todo, deliciosos croissants recién hechos y muy buena variedad de pan fresco.
Terminó la visita a nuestro centro histórico, desandamos el camino dejando atrás tantas imágenes de antaño. Me pruguntarán si valió la pena y les puedo decir que SÍ.
Palmaroga bien vale el viaje. Anímense y me cuentan.
Palma y Ayolas - (021) 441 441
Abierto todos los días de 7h. a 22h.