La bodega Cricova es muy particular, un lugar obligado para visitar si viajás a Moldavia. Se encuentra a unos 17 kilómetros al norte de Chisinau, la capital de Moldavia, y es famosa en el mundo por sus impresionantes galerías subterráneas de piedra calcárea, -algunas a 80 metros de profundidad-, cargadas de vino. Un lugar ideal para la guarda de vinos tranquilos y espumantes. Esta enoteca se creó en 1954 y hoy posee cerca de 1,3 millones de botellas, muchas de excepcional calidad e inusual historia. Alberga vinos de personalidades internacionales como la ex canciller de Alemania, Angela Merkel o el presidente ruso Vladimir Putin, que están colocados en una serie de nichos pintados de blanco, muy impresionantes.
Cricova hace fama a su nombre, principalmente debido a sus excelentes espumantes elaborados de cepas tradicionales como Chardonnay, Pinot Noir y Moscatel, y también, de cepas autóctonas muy interesantes que no son conocidas por estas latitudes. Hablamos de cepas como la fetească alba, una blanca rústica muy especial, que regala vinos florales y cítricos.
Esta cepa, oriunda del este europeo, es cultivada en Moldavia, Transilvania (Rumania) y en la región de Eger (Hungría). En Moldavia está la mayor área de viñas de esta variedad. Se utiliza para hacer vinos blancos monovarietales o blends y vinos espumosos de gran calidad, de carácter distinto y de una solidez diferente a muchos vinos espumosos tanto del Nuevo como del Viejo mundo. La cepa fetească albă tiene varios sinónimos, baratik, bulgarien feteasca, fetiasca alba, fetiasca belii, fetiaska alba y muchos otros.
Hoy nos llega de muy lejos, del este europeo, este espumante exquisito, extra-sec elaborado de esta cepa. Se trata del Fateasca Alba de Bodega Cricova.
Un espumante elaborado 100% de fetească albă, siguiendo el método tradicional de segunda fermentación en botella, y manteniendo la tradición del remuage manual -se van girando paulativamente las botellas manualmente para que los sedimentos de levaduras se depositen en el cuello de la botella y se eliminen antes del encorchado final.
Brillante, transparente, de color amarillo paja con ribetes verdosos, intensas y finas burbujas en centro de copa que va formando un suave perlage.
Intenso al inicio, es muy elegante y complejo, dejando pasar aromas, en principio a flores blancas, frutas cítricas, durazno fresco y manzana verde. Luego van siendo dominados por un fondo a tostados, panificados y brioche. Personalmente me deleitan cuando los encuentro en espumosos de buena calidad. Me indican un largo descanso del vino sobre sus lías, antes del degüello.
Es seco, muy fresco, agradable y ligero. Acidez punzante y cosquilleo de burbujas, se suman a la complejidad de sabores que van transcurriendo en los segundos. El alcohol apenas perceptible equilibra el resto de los componentes. Final prolongado y delicioso que invita a seguir degustando otros sorbos de este néctar.
Una buena opción como aperitivo o entrada. Va bien con varios platos como quesos no madurados, hasta postres dulces afrutados o con crema, debido a su buena acidez y aromas equilibrados.
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