15 de Abril de 2024
César Morales, enólogo de Bodega Emiliana

César Morales, enólogo de Bodega Emiliana

La bodega Emiliana que nació en 1986, en Chile, tomó una decisión muy arriesgada en 2001, cuando uno de sus dueños, José Guilisasti Gana, encontró irracional la cantidad de insumos tóxicos que eran usados en los viñedos. En base a esto la decisión que tomaron fue la de hacer lo posible por convertir la bodega en 100% orgánica. Fue un riesgo tremendo que asumió la empresa con la convicción que la responsabilidad ambiental era una parte fundamental del hacer vinos de muy buena calidad. “En ese entonces decían que hacer vino orgánico era una locura, que era ‘hippismo’. Se creía imposible hacer vinos buenos de ese modo. Aún así, Emiliana hizo vinos de muy buena calidad”, cuenta César Morales, gerente de enología de Emiliana. Morales ingresó a la empresa en aquel año clave. “Todo fue posible gracias al éxito que tuvo el vino Coyam. Es el vino que permitió a la bodega volverse completamente orgánica”, explicó. Actualmente, la bodega chilena se enfoca en la excelencia, basándose en la armonía entre la calidad de los vinos y el respeto por el medioambiente y su gente.

Sobre la diferencia entre un vino convencional y uno orgánico, Morales sostiene que no hay diferencias de calidad: “No decimos que uno orgánico sea mejor que uno convencional, pero sí podemos decir que los orgánicos son la mejor expresión del lugar donde nacieron, ya que están más expuestos a todas las condiciones externas, por eso, los vinos orgánicos son la mejor forma de descubrir el terroir”. Las 997 hectáreas de las plantaciones de Emiliana se reparten entre los valles de Casablanca, Maipo, Cachapoal, Colchagua y Bío Bío. “No usamos químicos sintéticos en la fermentación. La filosofía sustentable permea toda la bodega, desde los vinos hasta la etiqueta de la botella. Esto todavía generaba algunas dudas hasta hace un par de años, pero en la actualidad hay mercados como el de Europa del norte, ávidos de vinos orgánicos”, resaltó.

“Aquí en Paraguay tenemos 4 niveles de vino: la línea Adobe, vinos muy fáciles de beber, jugosos, para beberlos con comidas y los amigos; Novas, muy seductores; Coyam, concentrado y estructurado, un gran emblema en Chile; y Gé, un vino ícono, concentrado y de guarda. Tienen la libertad de probarlos de acuerdo a sus gustos”, comentó.

Con respecto a la percepción que tiene la empresa de nuestro mercado, Morales sostuvo: “Somos creyentes de que Paraguay está creciendo, trabajando de una forma versátil y rápida en la búsqueda de mayor conocimiento de la cultura del vino; porque no se trata de acompañar la comida, sino de entender las profundidades del mundo del vino”.

15 de Octubre de 2015

Alacarta

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