Si tienen un Jameson a mano y se sienten con ganas de experimentar entre un whisky irlandés y un queso ingles dense un auto choca los cinco. Sale bien, muy bien.
c/n Queso Cheddar americano
c/n Queso Cheddar ingles (La Quesería)
c/n Queso Gouda
c/n Queso Parmesano
c/n Queso Mozzarella
c/n Queso Fontina
Dos cucharadas de manteca sin sal
Dos pedazos de pan blanco
2 cdas Salsa Worcestershire
(Perrins)
2 cdas Kétchup
1 cda Salsa de ostras
2/5 cdas Azúcar
En un bol rayar los quesos y mezclar (la cantidad de quesos depende de la cantidad de sandwiches que planeas hacer, recomiendo la abundancia para que la experiencia de este simple mixto sea gratificante).
Calentar una sartén a fuego bajo mientras rayas el queso. Poner entre los dos panes una buena cantidad de queso (dos dedos de altura aprox). Derretir una cucharada de manteca en la sartén e inmediatamente colocar el sándwich encima para que la absorba moviéndolo de lado a lado.
Colocar otra cuchara de manteca del lado que aun no esté tostado y cuidadosamente dar la vuelta. Del lado tostado distribuir una interesante cantidad de queso, cuando vean que ya esta tostado el pan de abajo volver a dar vuelta y repetir la lluvia de queso del lado recién dado vuelta. Una vez que la costra (va a parecer una tostada de queso) se desprende de la parte inferior volver a dar vuelta.
El objetivo es lograr un mixto cremoso por dentro y forrado en queso tostado y crocante por fuera.
Servir acompañado con unas hojas de kuratú para discutir con el protagónico cheddar y cerrar este desayuno de campeones con una cerveza negra, recomendamos una Otro Mundo Nut Brown Ale o Erdinger Dunkel.