18 de Abril de 2024
Entrevista a Nelson Sanabria, piloto del Rally Dakar

Entrevista a Nelson Sanabria, piloto del Rally Dakar

Es uno de los 15 pilotos que logró completar todos los circuitos de entre los 40 que participaron en la categoría cuaci, en la edición 2014 del Rally Dakar. Montado en su Yamaha Raptor 700, quedó en posición 12 en la general, aunque pudo haber estado más arriba si unos problemas eléctricos no lo hubieran detenido en medio del desierto, sin agua y con peligro inminente de deshidratación. Pero hoy nada le roba la gloria, Nelson Sanabria es héroe del deporte nacional.

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Guiso en medio de una picada

Los periodistas lo bautizaron “León Guaraní”, aunque desde la época del colegio lo llaman “La Rubia”, porque siempre llevó el cabello largo y su color es muy claro (es descendiente de alemanes por línea materna). Tiene un hablar tan tranquilo que es difícil imaginarlo lidiando con la adrenalina de las carreras. “En este deporte no son buenos los nerviosos. Si yo me ponía mal cuando tuve el percance en el desierto, no sé qué hubiera pasado”, explica.

En el Dakar, por la falta de tiempo y por el movimiento del cuerpo en la carrera, no podía comer nada. El alimento se reemplaza tomando suplementos. La comida está reservada para la noche. “Llegaba temprano al Bivouac (el parque cerrado con todas las comodidades para los corredores). Allí, por suerte, siempre había pastas. Se comía muy bien, recuerdo que me gustó mucho una paella con abundantes frutos de mar, en Chile”.

Nelson Sanabria nos cuenta que no puede resistirse a los platos de pasta, aunque también le gusta mucho el strogonoff con champignones. “Este es un plato con el que me miman mucho en casa”, cuenta el corredor. Cuando viaja a Buenos Aires, le gusta comer en las parrilladas de Puerto Madero; en Córdoba se las arregla para viajar a las ciudades cercanas, Jesús María, para comer carnes a las brasas o a Colonia Caroya, “famosa por sus salames y quesos”. En Paraguay, acostumbra comer pastas en la Trattoria de Tony o en Il Mangiare, carnes en Piegari y otros platos en Tierra Colorada.

Prácticamente no bebe alcohol. “Cuando no entrenaba intensamente tomaba alguna cerveza rubia”, cuenta. Vinos toma solo cuando el clima está fresco, “así es más rico”, dice. O cuando viaja a Córdoba, con algún plato de carne o quesos. Pero en Paraguay, con el calor reinante, prefiere los jugos de frutas, que según dice, le encantan.

¿Cocinás?

No, solo hago algo básico si es necesario. Recuerdo que cuando corrí en el Transchaco Rally hice un guiso en medio de una picada y a todos les pareció que salió rico, pero no sé, seguramente era el hambre (se ríe). En casa me preparo hamburguesas y pizzas de muzzarella con aceituna, mucha rúcula o jamón crudo.

¿Cómo agasajás a los amigos?

Con tereré y asado. Es lo que nos identifica como paraguayos y lo que me gusta. Siempre tengo el equipo de tereré conmigo. En el Dakar lo tenía a mano, aunque no tenía mucho tiempo para tomar. Y el asado que creo que es mi fuerte. A mi familia y amigos les gusta como lo preparo, con la carne bien cocinada.

¿Hay alguna cena o almuerzo que haya quedado especialmente en tu memoria?

Siempre espero las cenas de Navidad y de Año Nuevo. Son muy importantes para mí. Tenemos una tradición en la familia, comemos siempre los mismos platos en estas fiestas, pavo; vitel toné; la carne de cerdo y las ensaladas. Son los platos que hacía mi mamá, que murió cuando yo tenía 17 años. Entonces, cuando estamos juntos y comemos, siempre la recordamos.

¿Qué sabor y aroma te ha quedado de tu infancia?

La torta marmolada que hacía mi mamá. La sigo comiendo hasta hoy, porque la prepara la señora que trabaja en casa de mi papá, de la manera en que ella le enseñó. Entonces, sigue presente en mi vida.

25 de Noviembre de 2014

Alacarta

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